Jil Sander defendía que era mucho más atractivo diseñar prendas que respetasen el cuerpo vivo, tridimensional, en lugar de cubrirlo con ideas decorativas. Aun así, su idea del minimalismo poco tenía que ver con la que enaltece el llamado "lujo silencioso" en 2025. Pionera de una visión purista del vestir femenino, sentó las bases para el armario de la mujer moderna, que en los 70 estaba redefiniendo su identidad a través de la moda. Para la temporada Primavera/Verano 2026, el italiano Simone Bellotti ha querido reconectar con esta premisa en su debut como director creativo de la casa, distanciándose del trabajo de sus predecesores, Luke y Lucie Meier.
Bellotti insiste en que, para sumar, tienes que restar primero. Y es que la obra de Jil Sander sostenía una austeridad que jamás mermaba su aura moderna e irreverente. Inspirado por los libros de Scheltens & Abbenes o 'Hoods' de Richard Prince, el italiano ha buscado capturar la maravilla de lo cotidiano, poniendo especial atención en la sastrería. "Si es caro, tiene que parecerlo", dijo en una entrevista solo horas antes del desfile. No se trata de generar cientos de estímulos a la vez, sino una única impresión más duradera.
Las chaquetas confeccionadas a doble cara, los abrigos perfectamente estructurados para abrazar la silueta, el tratamiento impecable del cuero... Las piezas de Jil Sander brindan una sensación de protección del exterior, junto con la seguridad de que siempre vas bien vestida; por simple que parezca cada look, la excelencia está a la vista para el ojo experto.
Hasta el más mínimo detalle está pensado. Su nuevo director creativo ha decidido retomar el histórico espacio de exhibición de Jil Sander en la Piazza Castello, su sede desde que la fundadora se instaló en Milán en 1994, a solo unos pasos del emblemático Castello Sforzesco, una fortificación medieval construida en el siglo XV por Francesco Sforza, duque de Milán.
El edificio que alberga las oficinas de Jil Sander se alzó mucho después, en el siglo XIX. Antes de las renovaciones de la década de 1950, era un cine, pero ahora se distingue por su interior en blanco roto, de diseño minimalista, con diáfanos ventanales que amplifican todavía más el espacio, mirando de frente al castillo. Hacía ocho años que no se celebraba allí un desfile de la firma.