Confieso que cuando me voy de tiendas en busca de un bolso de verano, siempre acabo en la sección de fibras naturales: mimbre, rafia y paja. Me parecen el accesorio perfecto para elevar cualquier look estival, incluso en septiembre. Pero bien es cierto que también me han surgido las dudas cuando a primera vista he querido diferenciar un material de otro. ¿Cuál es cuál?
Esta cuestión ha estado resonando en mi cabeza a lo largo de estos meses, y como experta en materia, no quería quedarme con la duda. Tras reflexionarla con mis compañeras en la oficina, hemos llegado a la conclusión con la que todas nos sentimos representadas: somos muchas las que en alguna ocasión nos ha resultado complicado saber si un bolso es de mimbre, de rafia o de paja. Así que si te sientes representada, ¡has dado con el lugar correcto!
Por eso, hoy es el momento de aprender un poco más sobre los entrehilos (¡nunca mejor dicho!) de la industria, porque aunque suelen confundirse, cada uno tiene su propia historia, textura y personalidad. Independientemente de si vas a irte de compras como yo, esta maravillosa enseñanza FASHION puedes trasladarla a otros modelos creados de manera artesanal, como cinturones, sombreros y pamelas, complementos veraniegos e incluso piezas de decoración con esa esencia mediterránea tan especial.
Aprender a distinguirlos no es solo un detalle de moda, también es la clave para saber cuál encaja mejor con cada plan. ¡No es lo mismo un bolso para ir a la playa que uno para una cena en la ciudad! Aunque a primera vista todos se engloben en la categoría de “bolsos de fibras naturales”, la realidad es que el mimbre, la paja y la rafia esconden grandes diferencias a su tacto, te contamos cómo puedes conseguir averiguar cuál es cuál de forma exprés.
Así puedes diferenciar el mimbre de la paja y la rafia
El mimbre es el más fácil de reconocer porque se trata de un material rígido, casi como si fuera madera trenzada, pero con un precioso aire artesanal que triunfa sobre el asfalto de la ciudad. Al tacto se nota duro, firme, y los bolsos suelen tener una estructura muy marcada, tipo cesta, son los más resistentes. Por ejemplo, incluso Jackie Kennedy lo llevó en su versión más chic en los años 60.
La paja, en cambio, es la fibra más rústica. Procede de tallos de cereales y se reconoce por su color dorado, su ligereza y su aspecto algo irregular. Sus bolsos son más frágiles, pero precisamente eso les da encanto: evocan las vacaciones junto al mar, los mercadillos de verano y los looks más bohemios. Funcionan mejor en la playa o en escapadas rurales, donde la naturalidad del material encaja con la atmósfera relajada del entorno.
Y por último está la rafia, la reina de las fibras naturales en la moda. Procedente de una palma africana, es flexible, suave y tiene un ligero brillo que la hace más elegante. A diferencia de las demás, esta sí se puede trabajar como hilo, lo que permite crear desde cestas trenzadas hasta clutches delicados o bolsos de crochet que puedes llevar a una boda. Es el material que verás una y otra vez en las colecciones de lujo como las de Loewe, Prada y Saint Laurent porque combina practicidad y elegancia.
En resumen: piensa en el mimbre como el clásico estructurado, en la paja como el más bohemio y en la rafia como la sofisticada del grupo. Tres materiales distintos para un mismo objetivo: hacer que el verano sea un poco más bonito.