Durante toda mi vida, la talla S me sentó fenomenal, e incluso en algunas tiendas podía quedarme algo holgada. Comencé a notar un cambio a partir de los 25. Cada vez me iban más ajustadas las blusas, pero yo no sentía que mi cuerpo estuviese cambiando. ¿Acaso estaba queriendo ignorar lo evidente o la culpa es del tallaje de Inditex? La verdad es que no importa si vino primero el huevo o la gallina porque la conclusión era la misma: tengo que dejar atrás la S y empezar a comprar la M.
Siempre compro la talla S, aunque me quede mejor la M
Pregunté a mis amigas y todas teníamos el mismo dilema. Las que habían llevado una M durante muchos años no asumían que ahora la L les sentaba mejor, y hasta llegaban a comprar prendas que fuesen intencionalmente oversize (que tallasen más grande de lo habitual) para poder decir que llevan una M. La psicóloga Ángela Parra (@angelaparrapsicologia), especialista en imagen personal, me confirma: "Es habitual. Pero eso no lo hace normal".
Una psicóloga nos explica por qué
¿Y a qué se debe esa disonancia? "Esto ocurre cuando la brecha entre el yo real y el yo percibido es demasiado grande. Es decir, cuando lo que creo que soy está muy lejos de lo que realmente vivo", insiste. Lo cierto es que ponemos energía en apañar nuestras carencias y no en potenciar lo que sí tenemos en el momento presente.
Así lo explica nuestra experta: "Si en algún momento de mi vida era talla S y 'me sentía feliz', puedo terminar creyendo que la clave es volver a ese cuerpo, en vez de revisar qué me estaba funcionando en esa época más allá de eso".
Y no solo hablamos de tallas. Por ejemplo, es frecuente que mujeres exitosas en el plano laboral, pero que se sienten solas, busquen parecerse a las mujeres de su círculo que ven acompañadas e invierten toneladas de energía en adaptar su imagen a un estilo de vida que no tienen, en lugar de preguntarse qué necesitan ellas para estar mejor, con o sin pareja.
"Y así, sin darnos cuenta, empezamos a comprar ropa para la otra: la sexy, la divertida, la que tiene pareja, la que hace planes, la que se ve radiante en fotos, la que 'sí podría'. Como si llenar el armario fuera una forma de convertirnos en ella", añade Ángela.
¿Cómo nos afectan las influencers?
Ocurre un fenómeno similar con las influencers. Sus vidas de ensueño se presentan en las pantallas como una realidad que hace que la nuestra se vea mucho menos interesante, cuando seguramente ellas también tengan inseguridades, dudas o problemas con su imagen. De hecho, suele ocurrir que quienes trabajan utilizando las redes sociales cuestionan más su físico, por perfecto que a nosotras, las "mortales", nos pueda parecer.
Esa inseguridad nos conduce al consumo compulsivo e irracional: "Ese tipo de compras son como alimentar una fantasía, y sostenerla nos cuesta carísimo. Porque no puedes remodelar una casa que no sientes propia. Tampoco vas a invertir en un cuerpo que ves como algo en arriendo. La aceptación real empieza por reconocerte como la que está hoy de pie frente al espejo. Y de ahí, preguntarte con honestidad: ¿Qué de lo que hice me trajo hasta aquí? ¿Qué funcionó y quiero repetir? ¿Qué ya no me sirve y es hora de soltar?"
Pon fin a la compra irracional
De nuestra charla, aprendí que la clave no está en conformarte con una situación concreta en la que no te gustaría estar, sino trabajar paulatinamente para salir de allí, sin desesperación ni impaciencia; en muchos casos, se recomienda incluso el acompañamiento profesional. Psicólogos especializados, como Ángela Parra, se encargan de brindar a sus pacientes herramientas con las que desarrollar una autoestima sólida, a pesar de los obstáculos que puedan presentarse.
"Mientras sigas creyendo que primero tienes que volver a 'ser quien eras' para empezar a vivir, vas a quedarte atrapada en pausa", añade nuestra experta. Y lo cierto es que no hace falta ser sastre, ni mucho menos estilista o periodista de moda, para saber que una prenda te sienta bien. Al fin y al cabo, la etiqueta solo la ves tú, solo tú sabes lo que pone, así que no debe ser eso lo que dicte qué talla vas a incluir en tu próxima compra.
El último consejo de nuestra experta
La pregunta del millón persiste: ¿Compro la talla que deseo, esperando que algún día sea la mía, o compro la talla que me hace sentir más cómoda Ángela es tajante: "El cambio se construye con tres cosas: disciplina, constancia y mesura. Un poquito a diario. Y acuérdate de mí: la fantasía de la otra es adictiva. Pero la única forma de vestirte mejor… es empezar por vestirte para ti".