Era cuestión de tiempo que Domenico Dolce y Stefano Gabbana escogiesen Roma para dar a conocer una de sus colecciones de Alta Moda, tras 12 años tejiendo esta exclusiva línea. Los diseñadores han exhibido sus prendas en Taormina, Portofino, Milán o Cerdeña, pero esta ha sido la primera ocasión que lo han hecho en la Ciudad Eterna. Y en un lugar tan emblemático como el Foro Romano, centro religioso, administrativo y comercial del siglo VII a. C.
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Convertido en símbolo emblemático, con templos de emperadores deificados o enormes arcos del triunfo, de los que todavía quedan vestigios, la casa de modas transformó este lunes al atardecer este museo al aire libre, en el escenario que hizo viajar en el tiempo a sus 450 invitados. Con actores que hacían de gladiadores, peleando en directo, cantantes o histriones, el front row estuvo entretenido antes del comienzo del show con la recreación que orquestaron sus anfitriones. Entre los asistentes, no faltaron rostros conocidos como Cher, la actriz italiana Isabella Rossellini, Christian Bale y su mujer, Sibi Blazic, o Kitty Spencer, sobrina de Diana de Gales.
En esta ocasión, los modistos han vuelto a rendir homenaje a sus raíces italianas, a la esencia de un país donde el catolicismo, la historia y la cultura están presentes en las puntadas de la firma. Esta colección de Alta Moda no solo toma inspiración del mito y la historia antigua, también del Renacimiento y del Barroco, así como del glamour del cine de la década de los 50.
Diseños que son obras de arte, que celebran el exceso, la opulencia y la teatralidad. Corsés inspirados en las armaduras de los emperadores romanos junto a vaporosas faldas de gasa transparente, cinturones de terciopelo y otros metalizados, uno con las famosas palabras Veni, Vidi, Vici grabadas en él. Vestidos con impresionantes escenas pintadas a mano que parecían cuadros o un espectacular diseño de plumas.
Hemos visto también sofisticadas creaciones elaboradas en chifón de seda o cuajadas de lentejuelas y brillo, con detalles a mano de símbolos romanos, como la corona de laurel o la estatua de la Loba Capitolina, que bañaban el primer vestido en rojo con el que la firma abría su desfile. Poco a poco, iban evolucionando como si de un salto en el tiempo se tratasen, a diseños midi que nos transportan al Hollywood dorado. Abrigos, uno con la Fontana de Trevi en él, o chaquetas con incrustaciones. Todos los looks, regados con fabulosas piezas de Alta Joyería, con piedras de colores y formas extravagantes, como pendientes que emulaban un busto romano.