¿Cuántas veces hemos escuchado eso de “no uses rayas horizontales porque engordan”? Un consejo, a menudo no solicitado, que nos ha condicionado a la hora de elegir camisas, tops o vestidos con este estampado. Pero esta creencia tan extendida es, en palabras de la argentina Romi Amoroso, experta en imagen personal, una verdad a medias.
"Se podría decir que esta afirmación está mal, pero no tan mal. Porque en realidad lo que te están diciendo es que las rayas generan un efecto visual horizontal. Es decir, la mirada va a acompañar la línea y se va a ir hacia el horizonte", apunta la también influencer en sus redes sociales. Sí, este estampado genera cierta amplitud, pero no porque la persona en sí gane volumen real, sino porque nuestro ojo sigue las líneas y proyecta la mirada hacia los laterales, reforzando la sensación de horizontalidad. En otras palabras, se trata más de una ilusión óptica que de una realidad objetiva.
Este matiz es clave: la raya horizontal no añade centímetros a nuestro cuerpo, sino que juega con la percepción. En 2011, un equipo de investigadores de la Universidad de York, dirigido por Peter Thompson y Kyriaki Mikellidou, analizó los estampados de rayas horizontales y confirmaron que estos pueden incluso hacerte parecer más proporcionada, especialmente si el grosor, la separación entre las líneas y la prenda están bien elegidos.
Mediante múltiples experimentos (incluyendo dibujos, maniquíes y cilindros 3D), observaron que las rayas horizontales no hacen que una persona luzca más ancha. "Este efecto solo se aplica a las figuras bidimensionales en un experimento con cilindros tridimensionales y no encontramos ningún apoyo a la idea de que las líneas horizontales 'engordarían' sobre la ropa", concluyeron.
No es casualidad que este estampado sea un clásico absoluto del armario femenino (y masculino). Su origen se remonta al siglo XIX, cuando los marineros de la Armada Francesa popularizaron la camiseta de rayas —la famosa marinière— como uniforme reglamentario. De ahí saltó a la moda urbana gracias a Coco Chanel, que lo incorporó a sus colecciones de los años 20 y lo convirtió en icono chic por excelencia.
Con el paso de las décadas, su magnetismo siguió conquistando a musas de estilo atemporal como Audrey Hepburn, Grace Kelly o incluso la mismísima Lady Di, a quien se vio en numerosas ocasiones con camisetas de rayas marineras de inspiración casual. Y es que este print tiene la magia de evocar sofisticación, frescura y un aire effortless que nunca pasa de moda.
Ahora bien, si tu preocupación sigue siendo que las rayas horizontales te hagan ver “más ancha”, la propia Amoroso da un truco sencillo para contrarrestar este efecto óptico: "Una forma de hacerlo es usar una segunda capa con un color neutro como el beige o el nude". Puede ser una chaqueta, una blusa de lino e incluso algún accesorio como un pañuelo sobre los hombros o en la cadera. "De esta manera sacamos el foco de la raya horizontal y la neutralizamos".