El fenómeno Labubu ha alcanzado nuevas alturas, literal y metafóricamente. El 10 de junio de 2025, una figura de color verde menta de más de un metro de altura (sí, has leído bien) se vendió por 146.000 euros en la primera subasta oficial dedicada exclusivamente a estos curiosos personajes. Si aún no sabes de qué te hablamos, aquí va un resumen exprés: se trata de pequeños elfos con forma de conejito, cuyo precio no suele superar los 30 euros, aunque su popularidad global los está elevando a la categoría de objeto de culto, ¡y de lujo también!
De juguete a talismán, por casi 150.000 euros
La subasta tuvo lugar en la prestigiosa casa Yongle de Pekín. Los 48 lotes disponibles de Labubus se vendieron por un total de 450.000 euros, según informa la cadena estadounidense NBC. La pieza más cara fue un duende verde pastel de más de un metro de altura, seguida de otra en color marrón, que superó en la puja los 112.000 euros.
Si algo dejan claro estas cifras es que lo que empezó como un capricho de coleccionista se está transformando en una nueva obsesión de los millonarios.
¿Qué es un Labubu?
Estas curiosas criaturas fueron creadas en 2015 por el artista hongkonés Kasing Lung como parte de su serie Monsters para la juguetería china Pop Mart. Se presentan como duendecillos de orejas afiladas con nueve pequeños dientes. Son chicas que viven en bosques nórdicos, donde se desenvuelve su mundo.
Pero más allá de las vivencias que traen de casa estos monstruos portátiles, lo que ha conquistado a las chicas que ahora los cuelgan de bolsos o cinturones es el nostálgico recuerdo de los Tamagotchis que todas tuvimos en los 90. Con estos, sin embargo, no puedes jugar, mas sí son coleccionables. Y esta estrategia no es poca cosa.
Son coleccionables para tus bolsos de lujo
Parte de su éxito se debe al sistema de 'blind boxes' (cajas ciegas) con el que se venden: al comprarlos, no sabes qué modelo vas a recibir, lo que convierte cada adquisición en una experiencia sorpresa perfecta para viralizar en TikTok o Instagram. Eso sin contar la locura que se ha desatado en plataformas de reventa, donde algunos modelos poco comunes superan los 400 euros. Ya no se coleccionan cromos, sino Labubus.
La fiebre se disparó cuando celebridades como Lisa, de BLACKPINK, Rihanna o Dua Lipa los colgaron de sus bolsos como charms, dándoles esa cualidad de accesorio icono. Desde entonces, hemos visto a estos diminutos monstruos adornando modelos de lo más lujosos, desde Loewe, Chanel o Miu Miu hasta el mismísimo Hermès, añadiendo el toque justo de fantasía que transforma un complemento clásico en una pieza insignia cargada de ironía, generando un contraste interesante con esa estética atemporal que suelen perseguir estas firmas.
¿De dónde viene esta obsesión?
Los Labubus están fabricados con materiales premium, como cuero de napa o la cerámica esmaltada, e incluso están trabajados a mano. Son mucho más, por tanto, que unos simples llaveros. Se presentan como objetos de colección, obras de arte asequibles que cumplen una triple función: sirven como complementos para tus looks, te dan acceso a una comunidad y aportan estatus.
Aquí tenemos que tomar en cuenta un par de fenómenos. Primero, los adultos están comprando piezas de Lego, coches de Scalextric o juegos de mesa como nunca antes, impulsando un sector, inicialmente orientado a los niños, que no encontraba vectores de crecimiento desde hacía años.
Nos permitimos ser más relajados que nuestros padres a esta misma edad, pero también añoramos la sencillez de la infancia, en la que no teníamos en cuenta lo complejo de la economía, la vivienda o las relaciones.
El auge de la customización
Asimismo, el llamado movimiento Kidult (adultos que adquieren productos pensados para niños) esconde otra razón de ser. En un mundo donde hasta los bolsos virales tienden a perder rápidamente su atractivo por la masificación, la personalización se planta como una técnica efectiva preservar la individualidad.
Si bien son decenas de miles las personas que lucen estos llaveros monstruosos colgando de sus complementos, te genera la sensación de que estás rompiendo con lo establecido. Y es que, detrás de esta tendencia, se encuentra la influencia de Jane Birkin, quien hace 30 años customizaba con llaveros de todo tipo el mítico bolso de Hermès que ahora lleva su nombre.