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Digital Cover fashion© @helsastudio

¿Por qué no puedes desprenderte de ese vestido que ya no te pones? Dos expertas tienen la respuesta

Aseguran que deshacernos de la ropa que no usamos genera alivio y paz, pero antes hay que atreverse a soltar. Dos profesoras explican cómo y por qué nos cuesta tanto


5 de junio de 2025 - 6:00 CEST

Con esta subida de temperaturas con la que hemos arrancado junio, probablemente te hayas enfrentado estos días (o tengas pendiente hacerlo) al inevitable cambio de armario. Ese momento en el que toca guardar la ropa de abrigo, sacar la de verano y despedirnos de aquellas prendas que llevan tiempo ocupando nuestras perchas sin ningún propósito. "¿Qué sentido tiene un armario lleno de prendas si siempre acabo utilizando un 10% de las mismas?", nos plantea Rosa Moreno Laorga, analista de tendencias, consultora de moda y docente del IED Madrid.

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Y es que seguro que a ti también te ha ocurrido: llevas años guardando un vestido o una blusa concreta, esperando a darle una oportunidad, aunque en el fondo sepas que nunca llegará ese momento. ¿Pero por qué no eres capaz de donarla, venderla o regalársela a alguien? "Muchas veces tenemos un apego sentimental hacia ellas porque te sientes bien con esa prenda o por su comodidad", asegura María Redondo Solance, profesora de Historia del Traje y Sociología de la Moda en la Universidad de Nebrija. "Pero también porque te trae ciertos recuerdos: de la persona que te la regaló, de si la compraste o la usaste en un lugar o un acontecimiento importante en tu vida…".

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Las emociones juegan un papel clave

Somos realistas: no es práctico guardar un vaquero cuya talla ya no es la nuestra, con la esperanza de que en algún momento nos sirva de nuevo. Pero las emociones tienen un papel más importante que lo puramente racional, admiten las expertas. "La ropa puede despertar nuestros sentidos, sentimientos y también nuestra memoria. El tacto de la tela, el color o incluso el olor, nos transportan a tiempos y lugares del pasado, tal y como pasaba con la magdalena de Proust", apunta Solance, haciendo referencia al término que acuñó el autor francés: una asociación cerebral que realizamos de forma involuntaria ante estímulo sensorial.

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La ropa es capaz de provocar un apego emocional, no tanto como si fuera una persona, pero sí como un objeto de valor. "La moda es un fenómeno semiótico, es decir, funciona a través de lo que simboliza, el valor simbólico que le otorgamos; con lo cual una prenda como un vestido de novia o el primer uniforme escolar, son objetos con un altísimo valor sentimental", dice la docente de Nebrija.

¿Quién no ha tenido una prenda de la suerte?

Es la pregunta que nos plantea Solance, rescatando la teoría de la que habló el psicólogo y psicoanalista John Carl Flügel: "Muchas veces llegamos a otorgar a ciertos elementos de la indumentaria un papel casi mágico o protector. Es una de las funciones del vestido que analizaba Flügel, la protección, que no solo es una protección física: es decir la ropa nos protege, por ejemplo, del frío. También puede ser una protección de determinados males o cuestiones negativas. ¿Quién no ha tenido una prenda de la suerte?"

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El alivio de las despedidas

En ocasiones es un sentimiento de culpa el que nos limita a la hora de decir adiós a una prenda que no usamos, pero también puede ser liberador. "En realidad muchas personas experimentan un sentimiento contrario, es decir, esa acumulación y sobreabundancia genera culpa y ansiedad. ¿Qué sentido tiene un armario lleno de prendas si siempre acabo utilizando un diez por ciento de las mismas?", dice Rosa Moreno Laorga.

"Hacer limpieza en nuestra vida, del tipo que sea, nos genera una sensación de alivio y de paz. Suele convertirse a veces en un proceso de reflexión, de quedarse con lo importante, lo esencial. De desapegarnos de las cosas y apegarnos más a las experiencias", asegura la experta del IED Madrid.

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Consejos de expertas para una limpieza de armario efectiva

María Redondo Solance:

  • Una vez hayan pasado dos temporadas, saca toda la ropa que no te hayas puesto en el último año.
  • Descarta las prendas que estén mal, muy usadas o rotas. Pruébate el resto para ver si te resultan cómodas, si te quedan bien o te ves bien con ellas.
  • Si no es así, la mejor opción será venderlas, donarlas o reutilizarlas porque lo más probable es que se vuelvan a quedar enterradas en el armario.

Rosa Moreno Laorga:

  • Lo primero sería realizar esta limpieza en un momento en el que estemos comprometidas con el cambio que vamos a realizar, que no sea por obligación.
  • Puedes repartir esas prendas entre personas a las que aprecias: es una buena manera de despedirnos, pero sin desvincularnos del todo.

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