POR EL VALLE DEL SILENCIO
Una vez saboreado Ponferrada comenzamos la ruta por el valle del Silencio. Para ello es necesario tomar la carretera que enfila hacia San Clemente de Valdueza, Montes de Valdueza y Peñalba de Santiago. A medida que se remontan las curvas y el valle se cierra en medio de una densa y fresca masa forestal se entiende mejor por qué este lugar fue el elegido por aquella legión de ermitaños que tenían tantas ganas de dejar atrás los ajetreos del mundo.
Unos kilómetros antes de alcanzar Peñalba, surge el desvío hasta Montes de Valdueza, población de aires rústicos y auténticos. Junto a inmensos bosques de castaños y a los pies del pueblo queda el monasterio de San Pedro, cuyos orígenes se rastrean en la fundación llevada a cabo por san Fructuoso en el siglo VII.
Hay que regresar al último desvío y continuar la ascensión hacia Peñalba de Santiago, que muestra una magnífica estampa de pueblo anclado en el tiempo. Sus callejas laberínticas, formadas por una pequeña legión de casas de techos de pizarra, arropan a la joya del valle, el templo mozárabe de Santiago de Peñalba.
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