De camino al Gionicolo, el tour pasa por la iglesia de Santa Maria in Cosmedin y, si no hay colas, se detiene para meter la mano, como hacían Peck y Hepburn, en la Bocca della Veritá y ver si mentimos. El Gianicolo no forma parte de las 7 famosas colinas de Roma, pero hay que subir para admirar sus vistas y disfrutar de su entorno natural. Arranca en el Trastevere y esconde tesoros como el Tempietto de Bramante, la Real Academia de España –fundada durante el reinado de Alfonso XII y con una terraza que es otro mirador privilegiado de la ciudad–, el monumento a Garibaldi y villas idílicas como Corsini, con un gran jardín botánico, o el palacio Pamphili. Es una delicia ascender estas cuestas atiborradas de mansiones y recordar otro famoso paseo cinematográfrico en Vespa, el de Nanni Moretti en Caro Diario.