LOS LAGOS DE PLITVICE, EL INICIO DE LA RUTA
Del gris plateado al azul zafiro, pasando por un turquesa radiante propio de una playa caribeña. Esta gradación de colores es la que experimentan los 16 lagos de Plitvice según avanzan las horas. Sus 30.000 hectáreas de vegetación esconden un sistema lacustre enlazado por estrepitosas cascadas que actúan como vasos comunicantes. Estos lagos que desaguan los unos en los otros, como si se tratara de una fuente de varios pisos, conforman uno de los reductos naturales más impresionantes de Europa.
La entrada al parque incluye un paseo en barco por el lago Kozjak, el más grande y profundo del recinto, que en verano zarpa cada media hora. Explorar Plitvice no solo es escuchar una orquesta de mil grifos a cargo de estas aguas que provienen de los ríos Bijela y Crna Rijeka, es también maravillarse con las 150 especies de aves que habitan este vergel y conviven con corzos, lobos y hasta esquivos osos con los que, por suerte, es imposible cruzarse.
Una larga pasarela de madera permite sumergirse en este territorio, declarado Patrimonio de la Humanidad, a lo largo de cinco rutas que discurren entre bosques de hayas.
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