Cocina Ext.

Dieta mediterránea: ¿nos alejamos del modelo de alimentación más saludable del mundo?

La ‘bajada de guardia’ experimentada en los últimos años en relación a nuestros hábitos alimenticios ofrecen como resultado unas tasas de obesidad que no dejan de crecer

El uso de aceite de oliva es uno de los pilares fundamentales de la dieta mediterránea.


Nadie se atreve hoy por hoy a poner en duda sus enormes bondades para la salud. Multitud de estudios científicos así lo han demostrado una y otra vez. Sin embargo, ¿cómo es posible que en un país como España, donde en teoría la dieta mediterránea es el modelo ‘estrella’ de alimentación, las cifras de obesidad no dejen de crecer? Al parecer, la respuesta la encontramos más en los ‘mediterráneos’, que en la dieta’ en sí, y en los nuevos hábitos de nutrición, entre los que destacan:

-El consumo de huevos suele ser más elevado de lo deseable, al igual que ocurre con las carnes rojas.

-Las frutas se van abandonando de los menús diarios donde aparecen inexorablemente los dulces y helados, y los productos fast food (especialmente en las dietas de los más pequeños).

-El ejercicio se va dejando de lado de una forma progresiva.

Como vemos, una ‘peligrosa’ bajada de guardia respecto a un modelo de alimentación que es considerado médicamente como uno de los más equilibrados, saludables y completos del planeta. Es por ello que nunca está de más hacer un repaso de esas bases fundamentales que caracterizan la dieta mediterránea y que no debemos perder de vista:

  • El uso de aceite de oliva como principal fuente de grasa.


  • Frugalidad: las cantidades de alimentos que se ingieren deben ir en proporción a la actividad física realizada. Si ésta no es muy elevada, las cantidades de comida tampoco han de serlo.


  • Uso de gran cantidad de productos frescos.


  • Consumo alto de alimentos ricos en fibra como frutas, verduras, legumbres y hortalizas. Las ensaladas están presentes en prácticamente todas las comidas y estas terminan, la mayoría de las veces, con fruta como postre.


  • Preparaciones culinarias cuidadas y sencillas: hervidos, asados, cocidos... Los fritos, con moderación.


  • Patatas y arroces se deben tomar de tres a cuatro veces por semana.


  • Menor consumo de alimentos proteicos de alto valor biológico y con mucha grasa saturada (como carnes rojas) y mayor de pescado y aves de corral. Los huevos se han de tomar con moderación.


  • Alto consumo de productos lácteos (yogures, leche...)


  • Es común el uso de productos como el ajo o la cebolla y algunas especias y hierbas aromáticas.


  • Gusto por los sabores ácidos, las ensaladas se aliñan generosamente con vinagre y el uso de cítricos es abundante.


  • El vino se incluirá en las comidas pero de forma moderada.






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