Cocina Ext.

La hija de Ralph Lauren, Dylan, 'diseña' los caramelos más 'fashion'

Es dueña de una exclusiva cadena de confiterías donde los dulces y la moda hacen perfecta pareja de baile

Dylan, junto a su padre Ralph Lauren, en la inaguración de una de las tiendas de 'Dylan´s Candy Bar'.

En estas confiterías el cliente encuentra un amplísimo surtido de golosinas de diseño como estas divertidas piruletas que vemos en la imagen.


Dylan Lauren tenía dos pasiones: por un lado, sus estudios en Historia del Arte le hicieron convertirse en una gran admiradora del arte pop y sus autores. Por otro, la hija del famoso diseñador Ralph Lauren, siempre sintió especial debilidad por el mundo de los dulces (tanto que cuando era niña incluso coleccionaba golosinas procedentes de distintos países). Así, uno de sus sueños consistía en poder unir ambas pasiones con la puesta en marcha de un atractivo proyecto: la apertura de una confitería en la que los clientes pudieran adquirir los dulces más exclusivos empaquetados con cuidadas y coloridas envolturas de diseño.

En junio del año 2000 el sueño se hizo realidad bajo el nombre de Dylan’s Candy Bar. Un local ubicado en la ciudad de Nueva York que enseguida empezó a contar con un cada vez más elevado número de golosos incondicionales. No era para menos: un enorme surtido de golosinas de todo tipo, desde caramelos, gominolas, chocolates, hasta helados de 300 sabores diferentes, aguardaba al cliente en una tienda cuya decoración parecía sacada de un cuento infantil (paletas de caramelos de dos metros de altura, figuras gigantes de chocolate, colores que cambian temporada a temporada según los colores de moda...).

Tal fue el éxito del proyecto que Dylan Lauren comenzó a abrir sucursales en otras ciudades. De esta forma, hoy en día Dylan’s Candy Bar cuenta ya con cinco tiendas -dos en Nueva York, dos en Orlando y otra en Houston- en las que además de dulces también se pueden adquirir prendas y accesorios cuyo diseño es tan divertido como el de las golosinas (pijamas, camisetas, bolsos, viseras...) y donde, asimismo, se organizan eventos como cumpleaños, despedidas de soltera, etc.

Todo un emporio más que próspero que al parecer no deja crecer. Sobre la mesa está la posibilidad de ampliar el negocio y trasladarlo a nuevas ciudades como Los Ángeles, San Francisco, Las Vegas, Hawai, París, Londres o Toronto. Y es que, como decía aquel sabio refrán popular, ‘de casta le viene al galgo...’.

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