|
Hay que conocer el vino que debe acompañar a cada plato. Por ejemplo, con el queso, lo mejor es una copita de moscatel navarro.
|
|
Qué, cómo y cuándo
Busque información en las guías anuales de vinos (Peñín, Proensa, Gourmets, El País, El Mundo) o en revistas especializadas (Vinos de España, Sobremesa, Mi Vino), pero fíese más de su paladar. Comience con botellas asequibles y no se lance por encima de las 1.000 pesetas hasta poseer unos conocimientos mínimos.
Nunca sirva un vino barato después de uno caro. No malgaste un vino bueno en compañía de alguien que no lo sepa apreciar. Salga de vez en cuando de los caminos trillados (Rioja, Duero, Penedés, Rueda, Rías Baixas) para aventurarse en denominaciones emergentes como Priorato, Navarra, Toro, Somontano, Costers del Segre y las modestas Jumilla o La Mancha.
No guarde eternamente una botella de crianza para una gran ocasión. La madera permite que algunos vinos mejoren con el tiempo (unos pocos años), pero no garantiza la vida eterna. Y recuerde que el trago más placentero no es el que vendrá, sino el que se ha disfrutado ya, dejando una huella imborrable en la memoria.
Doce matrimonios de conveniencia del vino español
Albariño - guiso de pescadores Blancos fermentados en barrica (verdejo, viura, chardonnay, godello) - pescados a la parrilla, guisos marineros, carnes blancas Fino - jamón serrano, mojama Jumilla tinto - caza menor Manzanilla - pescado frito Moscatel navarro - foie gras, quesos Penedés blanco - aperitivos, paellas Priorato tinto - caza mayor Ribeiro blanco - marisco cocido Ribera del Duero - cordero asado, cochinillo Rioja clásico - cocido, fabada, lentejas guisadas Rioja moderno - pato, caza menor Rosado navarro - pastas y pizzas Rueda - ahumados, escabeches Txacolí - sardinas
|