Andalucía

Aracena: ruta gastronómica por la tierra del jamón ibérico

Por Hola.com

Sólo mencionar Aracena y la boca se hace agua. Su nombre recuerda el sabor de uno de los mejores jamones ibéricos de España. Es el nombre del pueblo más grande de la comarca, pero también el de uno de los parques naturales más bellos de Andalucía.

Desde Aracena a Aroche, la N-433 dibuja una ruta con cientos de motivos para disfrutar. Hay grutas naturales, pueblos blancos colgados de los peñascos, dehesas de alcornoques y encinas, conjuntos histórico artísticos, edificios nobles, iglesias imponentes, castillos medievales y, sobre todo, una gastronomía que por sí misma merece una escapada. Hay que partir en su busca.

Entre idílicos paisajes serranos tupidos de encinas, castaños y robledales descubrirás un conjunto de bellos pueblos que engrandecen la Sierra Morena onubense. El viaje comienza en Aracena, cuyo principal reclamo turístico es la Gruta de las Maravillas. Aprisionada en una montaña, se adentra entre estrechos pasadizos hasta llegar a salones celestiales de donde cuelgan cónicas estalactitas. Siglos y siglos lleva el agua construyendo este espacio irreal y caprichoso que se sucede a lo largo y ancho de 1.500 metros de irregulares galerías. A las puertas de la gruta, un curioso museo de escultura al aire libre invita a perderse en un mundo de formas, insinuaciones y pulsaciones artísticas.

Aracena está a los pies de un castillo templario construido allá por el siglo XIV y que primero fue mezquita, como buena parte de las iglesias que se prodigan por esta serranía de pardos bosques y tiernas dehesas. Entre la blancura de sus calles y el abrigo de sus alamedas, la localidad muestra un catálogo de hermosos templos.

Sabrosos jamones

Las llanuras donde reposa el cerdo ibérico se suceden en el camino a Fuenteheridos y a Jabugo, la capital del pata negra. Tanta tranquilidad sólo puede dar como fruto uno de los mejores jamones de Andalucía. Prúebalo en los restaurantes de la comarca o en cualquier bodega. Es el mejor compañero de viaje que puedes tener. Y si la gastronomía te atrae, no pierdas de vista los famosos cocidos y gazpachos de otro pueblo serrano: Cañaveral de León, pasan por ser los más reconocidos de la zona.

A sólo siete kilómetros de Fuenteheridos vas a toparte con uno de los pueblos más bellos de la sierra de Aracena: Alájar. El caserío se dispersa entre un dédalo de estrechas y umbrías calles en cuyo corazón se erige la iglesia barroca de San Marcos, con su altivo campanario. Sobre una escarpada peña que domina el pueblo se levanta el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles, centro de una solemne romería por las faldas de la montaña.

De Alájar a Almonaster la Real apenas tendrás que recorrer una veintena de kilómetros. Declarado conjunto histórico artístico en 1982, llama la atención la fortaleza y la mezquita que coronan su cerro. Abajo, en el pueblo, las serpenteantes calles llevan hasta plazuelas muy lucidas por casas solariegas de estilo gótico y renacentista. Junto a la iglesia de San Martín la Puerta del Perdón, de estilo manuelino, presagia la cercanía de la vecina Portugal.

Cortegana

Cortegana la advertirás a lo lejos, su castillo inquebrantable fue primero atalaya árabe y más tarde residencia cristiana y ahora saluda desde lo más alto a quienes se acercan a la localidad sin la fiereza de antaño. A sus faldas se levanta la iglesia mudéjar del Divino Salvador, elevada a la categoría de monumento nacional por sus proporciones y la armonía y el gusto medieval con la que fue construida.

Al final del camino te espera la villa de Aroche, tan antigua que ya figura en un mapa de la época de Constantino. Un puñado de monumentos religiosos de bella factura adornan sus calles, mientras los picos que la abrazan están cicatrizados por idílicos senderos que penetran en la sierra entre matorrales, eucaliptos, pinos y una variada fauna.