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Destino Marvão, pueblo medieval fortificado sobre una de las cumbres de la sierra de São Mamede y cuyo castillo, declarado monumento nacional, fue escenario de no pocas batallas y conflictos.
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Qué ver
Imprescindible
Castelo. Fortaleza defensiva cuya construcción fue mandada erigir por el Rey Dinis, en el siglo XIII, sobre restos romanos. Conquistado más tarde por Afonso Henriques, sus murallas encierran dos cisternas, aljibe, torre del homenaje, varias torres almenadas y atalayas construidas sobre paredes de roca verticales y un museo con armas históricas. Espectaculares panorámicas.
Museo Municipal. Al pie del castillo, la que fuera antigua iglesia de Santa María alberga hoy la Oficina de Turismo y el Museo Municipal. Conserva el altar mayor y tiene una interesante exposición de remedios tradicionales, objetos etnológicos y hallazgos arqueológicos, como piedras megalíticas y estelas romanas.
Convento de Nossa Senhora da Estrela. Su fachada principal conserva una portada gótica de cuatro arquivoltas y puerta de entrada flanqueada por cortinas, atalayas y matacanes. También destaca por sus notables azulejos históricos del siglo XVIII.
Praça do Pelourinho. Presidida por una picota dieciochesca, en ella sobresalen los antiguos Paços do Concelho, la Priçao y la Torre do Relógio. Desde aquí parte un paseo por el pueblo donde hay que admirar las iglesias de Santa María y Santiago y perderse por sus callejuelas de pasos abovedados y casas blancas con balcones floridos, rejas de hierro forjado, ventanas manuelinas y pequeñas capillas con portadas renacentistas.
Con más tiempo
Parque Natural da Serra de São Mamede. Declarado como tal en 1989, una carretera lleva desde Portalegre hasta el pico que le da nombre. Sobresale la ermita de Nossa Señora da Penha, a 700 metros de altura y con espectaculares vistas.
Castelo de Vide. Localidad agrupada al pie de su castillo sobre una colina de la sierra de São Mamede. Llama la atención por sus callecitas tortuosas y floridas con viejas casas blancas escalonadas. Las vistas del castillo del siglo XII y del barrio judío —con una sinagoga medieval del XIII— son otros de sus encantos, sin olvidar sus aguas termales de propiedades curativas y el menhir da Meada (Santa Maria da Devesa), el más grande de la Península, con siete metros de alto y 15 toneladas de peso.
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