RUMBO AL PARAÍSO
Eso será lo que nos venga a la mente en el mismo instante en el que, a al otro lado de la ventanilla del coche, el paisaje comience a pintarse de blanco. Un paraíso de nieve, claro, en el que las montañas nos retarán, imponentes, con sus picos desnudos y helados, a olvidarnos del frío y disfrutar de sus estampas de mil y una maneras. Por ejemplo, recorriendo algunos de sus pueblos de postal.
Y eso es precisamente lo que hacemos: en el Valle de Tena, a los pies del pico Foratata, se encuentra enclavado el encantador pueblo de Sallent de Gállego, donde nos aseguran que «transcurren todos los cuentos y habitan todos los seres mitológicos». La verdad es que, a simple vista, no nos extraña: con sus casitas de piedra y tejados a dos aguas, el río Gállego, su puente del Paco –también llamado romano o románico, aunque ni lo uno, ni lo otro– y su iglesia, levantada en el siglo XVI sobre la románica que hubo anteriormente, cuenta con todos los elementos para ser el escenario de cuento perfecto. De hecho, hay repartidas por todo el pueblo balizas con códigos QR que, al escanearlos, narran una historia.
Pueblos encantadores de Huesca para disfrutar de la montaña