Viajar de forma más respetuosa con el medio ambiente puede hacerse en todo tipo de viajes, también en familia. Podemos aprovechar esas escapadas para concienciar a los niños sobre la importancia de cuidar los lugares que visitamos y, a nuestro regreso, dejarlos como estaban, o mejor si cabe.

A la hora de elegir un medio de transporte, una vez en el destino, podemos utilizar aquellos que no producen emisiones, como una bicicleta. Además de divertido, es más saludable y respetuoso con el entorno.

Ayudaremos a la economía local comprando en pequeños comercios, productos de kilómetro cero, y comiendo en restaurantes pequeños, evitando grandes cadenas, y sobre todo eligiendo restaurantes que apuesten por menús con productos locales de calidad.

Reciclar, concienciarnos con el gasto de agua, reducir el uso el plásticos... son pequeños gestos que suman y ayudan a cuidar nuestro ya deteriorado planeta.