Y UN BAÑO EN EL CAP DE CREUS
El fuerte viento de tramontana y el mar han modelado, en la esquina más oriental de la península ibérica, el fascinante paisaje del cabo de Creus, que se refleja en su vegetación y en sus rocas erosionadas de forma caprichosa, algunas tan curiosas como las del Camello, el Águila o la Tortuga. Por el antiguo camino de Cadaqués al faro de Cap de Creus discurre una ruta a pie de unos 15 kilómetros que pasa por la capilla de Sant Baldiri y tienta con algunas calas, donde podemos darnos un baño, antes de llegar al faro, situado en un promotorio rocoso, y que acoge el Espai Cap de Creus, un espacio museístico dedicado a este parque natural.
Si la estancia se alarga, otro día hay que tomar la dirección opuesta y llegar andando por el camino de roda que lleva hasta el faro de Cala Nans (en la imagen), un recorrido de unos 5 kilómetros algo menos exigente, pero no menos espectacular, que se va asomando a los acantilados entre los que se abren varias calas escondidas.
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