BATH, INGLATERRA
Los romanos ya dieron buena cuenta de las aguas termales de esta ciudad de Somerset, a una hora y media de Londres, que surgían a 46º de temperatura, así que decidieron construir allá por el año 70 las termas de Aquae Sulis, unas de las más grandes del imperio. Recuperadas en la Edad Media por el obispo John de Vilulla, hoy, en pleno corazón urbano, son una de las visitas imprescindibles de esta elegante, señorial y exquisita ciudad balneario, de halo romántico y la primera del conjunto en ser declarada Patrimonio de la Humanidad. A ellas se suma su arquitectura georgiana y victoriana (The Royal Crescent, The Circus), su abadía o su fotogénico puente sobre el río Avon.
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