Dejemos a un lado, por un momento, las papas arrugadas, los diversos mojos, el gofio omnipresente. Pensemos en la gastronomía de Gran Canaria y vayamos mucho más allá para descubrir un vaivén de ingredientes y unas técnicas culinarias que beben de 500 años de intercambio cultural con Europa, África y América. Muchos no lo saben, pero Gran Canaria es un destino gourmet. Un lugar donde descubrir el arte de unos fogones que tienen, por supuesto, elementos comunes con el resto del archipiélago, pero que también se distinguen por sus rasgos propios. Cafetales exclusivos, salinas ancestrales, viñedos que desafían al clima y restaurantes para chuparse los dedos proponen un viaje cargado de sabor por la más redonda de las Islas Afortunadas. Aquí van unos pasos para comerse esta bonita isla, en la que es imposible quedarse con hambre.

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OJALÁ QUE LLUEVA CAFÉ…

Sí, empecemos por este secreto que se esconde en un pliegue perdido del Valle de Agaete, al norte de Gran Canaria. Aquí, en la Finca La Laja (bodegalosberrazales.com/café), la quinta generación de una familia cultiva uno de los cafés más exclusivos del mundo: una pequeña producción de la codiciada variedad Arábica Typica (originaria de Etiopía) que se vende a 70 € el kilo. Unas 80.000 personas visitan cada año el cafetal, el único que existe en Europa y el que está emplazado más al norte de todo el planeta. Un hecho que se debe a las bondades del clima, que ha favorecido este rincón tropical plagado de naranjos, mangos, guayabos y aguacates. Hasta Stephen Hawking tuvo la suerte de conocerlo y, cuentan, quedó prendado por este café que tiene aromas a regaliz y chocolate.

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ECHARLE SAL A LA VIDA

Hay en Gran Canaria un lugar donde constatar que la sal es mucho más que un producto básico. Se trata de las Salinas de Tenefé (salinasdepozoizquierdo.es), construidas en el siglo XVIII e integradas en un Parque Cultural en el que se ocultan enterramientos aborígenes, vestigios de la Segunda Guerra Mundial y una espectacular biodiversidad, debido a que es zona de paso para las aves migratorias. Visitar estas salinas, gestionadas por los simpáticos hermanos Navarro, no solo es descubrir un ingrediente gourmet que se obtiene de manera artesanal, ecológica y natural, sino también un sugerente motivo fotográfico: nada puede ser más hermoso que el atardecer que se refleja en sus parcelas y tiñe de rojo los montículos de sal.

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LUBINAS XXL

Pese a que la despensa del mar es generosa en esta isla, hay un pescado que es el más codiciado por los chefs con estrella Michelin. Nos referimos a la lubina de tamaño XXL que se cría en libertad en Aquanaria (aquanaria.com), una granja marina (que no una piscifactoría), emplazada a pocas millas de la costa. Martín Berasategui, Ricard Camarena o los mediáticos hermanos Torres, entre otros muchos genios de los fogones, demandan este manjar, cuyo secreto es una crianza de 36 meses en las aguas bravas del océano, respetando su hábitat natural. Y aunque estas lubinas llegan por vía aérea directas del mar a la mesa, más fácil es degustarlas en los restaurantes de Gran Canaria, donde es uno de los platos estrella.

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TEMPLOS GASTRONÓMICOS

 Hestia (hestiarestaurante.com), en Las Palmas, y Texeda, en la localidad de Tejeda (texeda.family) son dos fabulosos restaurantes en los que constatar que la lubina canaria está entre las mejores del mundo. En el primero, comandado por el chef Juan Santiago, se sirve en exquisitas versiones. En el segundo, a cargo de Borja Marrero, se elabora al vapor de su propia cerveza artesanal. En Mogán, apodado la pequeña Venecia, no hay que perderse Los Guayres (losguayres.com), dotado de una estrella Michelin, ni el tradicional Casa Enrique (facebook.com/RestauranteCasaEnriqueMogan), con productos de kilómetro 0 y recetas de toda la vida. Y más delicias encontramos en el restaurante TBN del Hotel Tamarindos (melia.com), donde se fusionan dos cocinas: la tradicional mediterránea y la canaria local.

TRAGOS DELICIOSOS

Interesante también es el vino que se produce en esta isla y que, con su mineralidad, refleja el carácter de la tierra, del clima y de los vientos. Un vino que suele elaborarse con variedades atípicas (malvasía, listán negro, tintilla, negramoll, castellana…) y que se puede degustar, con una visita a los viñedos, en la bodega La Higuera Mayor (bodegalahigueramayor.com), en Telde, o en Las Tirajanas (bodegaslastirajanas.com), en San Bartolomé de Tirajana. Y cómo no, hacer una visita a las Destilerías Arehúcas (arehucas.es) para conocer la historia de otro gran icono de Gran Canaria: el ron de jugo de caña que se elabora en esta fábrica desde 1894 y que hoy es un referente de prestigio que se exporta a más de una decena de países. Un motivo más para brindar por las múltiples virtudes de este destino gourmet.