Las huellas de estos caballeros –mitad guerreros, mitad monjes– se extienden desde la fronteriza Monsanto hasta Castro Marim o Tavira, en el Algarve, pero es en el casco antiguo de Tomar, a hora y media de Lisboa y a 200 kilómetros de Badajoz, donde sus ecos resuenan con más fuerza. Seguimos sus pasos por el centro de Portugal.