A menos de una hora de Madrid en avión en temporada alta (entre junio y septiembre hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona a Faro, capital del Algarve), a hora y media de Huelva y a poco más de dos de Sevilla en coche, la región portuguesa del Algarve combina en una franja costera de poco más de 150 kiómetros playas espectaculares, pueblos y ciudades con un rico patrimonio histórico, paisajes serranos, resorts exclusivos y, sobre todo, un entorno natural privilegiado para disfrutar con calma.

Acompáñanos en este viaje para descubrir sus imprescindibles.

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PRAIA DA MARINHA

Si de algo puede presumir el Algarve es de playas, más de un centenar bañan sus costas, algunas consideradas entre las más bellas de Europa, como la da Marinha, en Lagoa. Sus hechuras son proverbiales, arena blanca y escarpadas rocas la decoran a izquierda y derecha y ocres, blancos y amarillos se unen al azul verdoso de sus aguas. Se accede a ella a través de unas escaleras, entrada panorámica a una fortaleza de piedra metida en el mar que anuncia parte de la belleza que guarda en su interior. Contar los siglos en las curvas de sedimentos que la rodean es todo un reto, como también subirse a una barca y ver desde el mar los arcos y riscos que salpican sus inmediaciones.

ALBUFEIRA

En sus orígenes fue un pueblo de pescadores con sus casas blancas y su iglesia en lo alto de la colina y aunque de aquello guarda algo en su pequeño y pintoresco centro histórico, hoy es una ciudad volcada en el turismo, con hoteles, apartamentos, restaurantes y playas que se disfruta, mucho más, en temporada media o baja. Sus 30 kilómetros de costa distribuidos en 25 playas de fina arena y agua cristalina le ha hecho ser a nivel nacional una de las mayores concentraciones de banderas azules.

LA CIDADE VELHA DE FARO

La capital del Algarve es una ciudad con mucho encanto, cuyo casco antiguo de calles estrechas y adoquinadas está protegido por un recinto amurallado. Accediendo a él desde el puerto se llega enseguida a la animada plaza donde se alza la catedral, a cuya torre campanario hay que subir para admiran las vistas más espectaculares de la ría Formosa. Al bajar es recomendable una visita al Museo Municipal de Faro, ubicado en el convento de Nuestra Señora de la Asunción, con un fantástico claustro del siglo XVI.

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SIERRA DE MONCHIQUE

A pie, en jeep o de relax en su villa termal (monchiquetermas.com) –el único de la región y del sur de Portugal– la sierra de Monchique permite entrar en contacto con la naturaleza y descubrir el otro Algarve, el Algarve verde, con pueblos con un rico patrimonio natural y cultural, como el que da nombre a la sierra y Silves, sobre una colina y sobre ella los restos de un castillo. Imprescindible ascender los casi mil metros que alcanza el pico da Fóia, el punto más alto de Algarve, para captar una instantánea de toda la región y apreciar los contrastes de su paisaje.

TAVIRA

Entre Castro Marim y Faro y a ambos lados del río Gilão, esta localidad costera presume de ser uno de los principales centros históricos del Algarve, con un casco de callejuelas estrechas que esconde casonas insignes, monumentos notables como la iglesia de Santa Maria de Castedo, la renacentista de la Misericórdia, el castillo, el puente romano, los barrios animados y la extensísima playa de Ilha de Tavira, 11 kilómetros de arena muy recomendables para disfrutar de paseo en invierno.

PLAYAS DE LAGOA
Enmarcadas por los acantilados rocosos típicos del Algarve, la pequeña playa urbana de Carvoeiro, enmarcada por las casas que la abrazan y las barquitas descansando en el mar; la dos Carneiros, con su gran roca dentro del agua; la do Pintadinho, con su saliente rocoso sobre el que se localiza un faro; la anexa do Molhe o la de Carvalho son algunas de las playas con más encanto del concelho de Lagoa, pero sobre todo la playa Algar de Benagil, una amplia cueva a la que solo se puede acceder por mar y que cuenta con una playa de arena en su interior.

PUERTO DE PORTIMÃO

En la desembocadura del río está el moderno puerto deportivo de esta ciudad desarrollada como destino turístico en gran parte gracias a su afamada praia da Rocha. De cara al océano Atlántico, es una de las más espectaculares, un inmenso arco de arena dorada decorado por acantilados, rocas salientes e islotes favorecido por un clima y un sol excepcional y cuya inmensidad se prolonga por una serie de calas de aguas turquesa. Después de recorrer la marina, una agradable zona con restaurantes, tiendas y un centro comercial, debe seguir un paseo por el casco antiguo de Portimao, concentrado alrededor de la peatonal Vasco da Gama y con la iglesia de Nossa Senhora da Conceição, reconstruida tras el terremoto de 1755 y cuyo interior está decorado con azulejos de los siglos XVII y XVIII, como edificio más señero.

VILAMOURA

Vilamoura no se parece a ninguna otra ciudad portuguesa, precisamente porque fue concebida como un exclusivo resort turístico de playa y centro de golf de élite en los años ochenta. Entre sus elegantes restaurantes, sus coctelerías a pie de playa más chic, los yates más despampanantes atracados en su puerto deportivo y su bonita playa de arena dorada, aguas cristalinas y gélidas aguas concentra toda su esencia este refinado destino vacacional.

MERCADO DE OLHÃO

Por su fisonomía, dos edificios rectangulares de un llamativo color rojizo y cúpulas verdosas construidos sobre 88 estacas ganando terreno a la ría –uno exclusivo por la venta de pescado y otro para las verduras y las carnes; por sus excelentes productos y por su animación, el mercado de Olhão es el mejor lugar para hacer las compras gastronómicas. Además del de Olhao, el mercado de Loulé es el otro imprescindible en el sur de Portugal.

GOLF

No se puede visitar el Algarve sin haber probado su deporte estrella y es que la región es el paraíso del golf. Así que lo difícil será elegir, porque hay campos a la orilla del mar, llanos, montañosos... La mayoría se encuentran en zonas preservadas, han sido diseñados por prestigiosos jugadores y cuentan con buenos accesos, una variada red de hoteles y facilidad de los traslados desde el aeropuerto de Faro. Entre Lagos, Sagres y la sierra de Monchique hay circuitos en los que los greens y fairways se encuentran enmarcados por bellos escenarios naturales. En esta zona está el Penina Hotel & Golf Resort, el primero que se inauguró en el Algarve. La zona más central, entre Vilamoura, Quinta do Lago y Vale de Lobo, es una de las más lujosas y de las mejor equipadas. Mientras que en el Sotavento, los campos brindan además de una partida un paseo por la naturaleza con vistas panorámicas.