Once razones justificadas para unas bucólicas vacaciones alpinas
De la ciudad medieval mejor conservada de Europa a sus fiestas tradicionales, sus paisajes de montaña, sus lagos o sus quesos y chocolates. Aquí tienes un catálogo de propuestas en imágenes para sacarle partido a la región suiza de Friburgo.
Suiza es así de increíble. Una ascensión en teleférico a la cima de Le Moléson, un paseo por las calles medievales de la ciudad vieja de Friburgo, una jornada de golf con los amigos o la familia, la vista panorámica desde el castillo de Gruyères, una visita a la fábrica de chocolate de La Maison Cailler, un baño en sus lagos, una incursión en una quesería tradicional, cruzar el Pont du Mileu, los verdes prados de los Prealpes, la tradición del desalpe en las montañas… Hemos reunido todas estas ideas que puedes hacer durante unas vacaciones en la región suiza de Friburgo en una fotogalería. Y así nos ha quedado. Si una imagen vale más que mil palabras, ¡no digamos 11!
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El castillo del pueblo peatonal de Gruyères reúne más de 800 años de historia y ofrece una vista panorámica espectacular de los Prealpes de Friburgo y la región de Gruyères. Una zona donde predomina el color verde intenso y el olor a hierba húmeda conecta con la naturaleza más pura.
Este puente es el símbolo de las culturas que se entremezclan en la ciudad de Friburgo, que también es la capital de la región. En total 15 puentes unen los dos lados de la ciudad por encima del río Sarine y cruzar por ellos es una experiencia para los sentidos.
Este verano se cumplen 50 años del teleférico que asciende desde Moléson-sur-Gruyères hasta la cima de Le Moléson a 2.002 metros de altura. Una vez arriba, se disfruta de increíbles vistas de toda la región de Gruyères y de los Prealpes de Friburgo.
Friburgo es la ciudad medieval mejor conservada de toda Europa. Aquí la ciudad y la naturaleza se confunden en un juego armónico y equilibrado que roza la perfección.
La ciudad de Friburgo cuenta con un campo de golf urbano que atraviesa el casco antiguo, convirtiéndose en otra manera original de descubrir la historia de la ciudad. El recorrido puede adaptarse al tiempo y necesidades de cada visitante y dispone de unos precios muy atractivos para adultos, niños y familias.
En la región de Friburgo se fabrica uno de los quesos más conocidos del mundo: el Gruyère. Este queso tiene un aroma y un sabor inconfundible y sigue siendo la delicia de niños y adultos. La Maison du Gruyère es una quesería de demostración con audioguía en castellano, en la que se puede contemplar la fabricación tradicional de queso, situada a los pies del pueblo de Gruyères.
Friburgo se define por sus calles peatonales y sus terrazas, bulliciosas al más puro estilo suizo. Disfrutar en ellas de una copa o degustar las propuestas de las estrellas Michelin y los puntos Gault Millau de los restaurantes de primer nivel internacional a un precio muy competitivo es casi una obligación.
El chocolate suizo es mucho más que chocolate. La Maison Cailler se encuentra en Broc, a solo unos minutos de Gruyères, y es muy fácilmente accesible en transporte público y en coche. Dentro se encuentra una exposición interactiva única en Europa que explica el origen y la historia de la fábrica, pero también del chocolate como alimento. Un paraíso de sabores, olores y sensaciones para disfrutar.
Gruyères es un pueblo de cuento fantástico y final feliz que se encuentra al sur de la región de Friburgo y es muy fácilmente accesible desde la capital, aunque circular en coche por él esté prohibido. Con una luz solar única y unas vistas espectaculares sobre toda la región, es el lugar ideal para degustar una auténtica fondue de queso suizo y saborear el merengue con doble crema, que se sirve con fresas o frambuesas. Se trata del postre típico de la región y se come durante la fiesta de La Benichon.
Vista de la Catedral de San Nicolás desde la Capilla de Loreto. Esta catedral tiene 365 peldaños que lo llevan a uno de los puntos más altos de la ciudad, desde el que se tiene una vista panorámica incomparable de toda la ciudad.
Es la más conocida de todas las fiestas tradicionales de montaña. A mediados de septiembre el ganado desciende desde las montañas alpinas hasta los pueblos después de haber pasado hasta cuatro meses en los valles más elevados. Durante esta fiesta, a las vacas, las cabras, etc, se las adorna con flores y cascabeles para celebrar su regreso al hogar.