Mil tentaciones para poner rumbo a la Costa Brava

Un paisaje agreste al que debe su nombre, un clima suave, sus recogidas calas escoltadas por los pinos, vertiginosos acantilados y un rosario de pequeño pueblos medievales llenos de encanto desplegados por su interior, ¿te parecen suficientes?

by hola.com

Los 214 kilómetros de la costa de Girona, que se extienden entre Portbou, en la frontera con Francia, y Blanes, al sur, ofrecen múltiples propuestas para perderse. Los parques naturales del Cap de Creus y Aiguamolls de l'Empordà, el triángulo que forman Port Lligat, Púbol y Figueres -con la referencia siempre imprescindible del genial Salvador Dalí-, Cadaqués, las ruinas de Empùries, los medievales Pals, Peratallada y Monells, las playas y calas de Begur y Tossa de Mar son paradas imprescindibles en este abrupto territorio de poderosa atracción. Todo ello aderezado con una gastronomía que figura a la cabeza del universo gastronómico, y en la que El Celler de Can Roca está a la cabeza.

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Rodeado de montañas que rozan los tres mil metros de altura, el valle de Núria, en el municipio de Queralbs, es uno de los centros turísticos más activos y apreciados del Pirineo catalán / © Arxiu Imatges PTCBG-Estació Vall de Núria. 
Entre las bahías de Jóncols, al norte, y Montjoi, al sur, en pleno Parque Natural del Cap de Creus, se encuentra el cabo Norfeu, una estrecha península rocosa y alargada que se adentra dos kilómetros en el mar y reúne acantilados, multitud de cuevas naturales y, bajo sus aguas, una riqueza submarina única / © Ayuntamiento de Roses. 
La de s’Agaró, conocida como Sant Pol, de aguas transparentes, arena fina y poco profunda, es de las playas más bonitas y emblemáticas del Baix Empordà / © Oscar Vall-Arxiu Imatges PTCBG. 
Para los que buscan experiencias diferentes, una excursión en kayak de mar permite descubrir cuevas, pasos entre rocas, calas… los rincones más bonitos de la Costa Brava desde otra perspectiva / © Alex Gostelli Artic Ourdoors-Arxiu Imatges PTCBG. 
Panorámica de la localidad de Anglès, a 17 kilómetros de Girona y en la comarca de la Selva. Cuenta con maravilloso patrimonio natural y cultural, desde caminos y pistas forestales para recorrer en bicicleta o a pie que conducen a masías y molinos de gran valor histórico a un importante legado arquitectónico, con uno de los barrios góticos más antiguos de Cataluña. La mayor parte de sus edificios de interés se localizan en la calle Mayor y en la calle de Avall / © Turisme de La Selva. 
La silueta del Barri Vell, el centro histórico de Girona, la marcan el mosaico colorista de las casas asomadas al río Onyar y, sobre ellas, el perfil de la catedral, que se eleva junto a uno de los espacios más singulares de la ciudad, el Call, el antiguo barrio judío. Las monumentales escalinatas barrocas de la catedral, la cuesta de Sant Domènec o a la elegante sobriedad de edificios románicos como el antiguo monasterio de Sant Pere de Galligants o los Baños Árabes se descubren también durante un paseo por este entorno / © Oscar Valls-Arxiu Imatges PTCBG. 
Para llegar a la pequeña y recoleta cala Sa Forcanera, en Blanes, hay que hacerlo en kayak de mar o en una embarcación similiar, porque el acceso por tierra solo es posible atravesando unos terrenos privados. Desde los miradores del Jardín Botánico Mar i Murtra se disfruta de magníficas vistas de ella / © Ayuntamiento de Blanes. 
La playa del Castell de Palamós pasa por ser una de las más vírgenes de la Costa Brava, además de un símbolo de la lucha vecina contra la preservación de su entorno natural y contra la especulación inmobiliaria. A escasos metros de la playa, pasado el yacimiento arqueológico, se encuentra la cala de San Foradada. Además de su poblado ibérico en la punta de Sa Corbetera, otros de sus atractivos son el entorno de campos y bosques que la rodean, las masías catalanas de época, el estudio de pintura de Salvador Dalí o la casa del internacionalmente conocido pintor Josep Maria Sert / © Francesc Tur-Arxiu-Imatges PTCBG. 
A unos 5 kilómetros de Roses se encuentra la preciosa cala familiar de l’Almadrava, de arena fina, aguas tranquilas y dotada de excelentes servicios. Es la última gran playa en el sur del Cap de Creus, antes de entrar en la zona de la Reserva Natural. Su nombre proviene de una antigua técnica de captura del atún que se utilizó en Roses desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XX. Cala Almadrava también es conocida como Canyelles Grosses, mayor en comparación con otra hermana suya y vecina, Canyelles Petites. Desde cala Almadrava, hacia el norte, parte un camino de ronda que llega hasta cala Montjoi, donde se encuentra el Bulli / © Ayuntamiento de Roses. 
El imponente edificio del monasterio de Santa Maria de Ripoll acapara toda la atención de la plaza Abat Oliba, centro neurálgico y monumental de la ciudad. Nació con la dinastía condal catalana, en el año 880 y acoge la tumba de su fundador, Wifredo el Velloso. Su portada occidental, datada en el siglo XII y protegida actualmente por una galería cerrada, es uno de sus elementos más sobresalientes / © Maria Geli-Pilar Planaguma-Arxiu Imatges PTCBG. 
Situado en el término municipal de El Port de la Selva, el monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes, el máximo exponente del arte románico en Girona, que data del siglo X, se levanta, majestuoso, en medio de la montaña, dominando toda la península del cabo de Creus / © Pep Iglesias-Arxiu Imatges PTCBG. 
Rodeada de acantilados y de aguas transparentes, la cala Calitja es un refugio para los que van en busca de rincones aislados y tranquilos. Tiene apenas 110 metros de longitud y queda a solo ocho kilómetros de Roses / © Patronato de Turismo Costa Brava. 
El magnetismo del marinero pueblo ampurdanés de Calella de Palafrugell fue la inspiración para que Joan Manuel Serrat compusiera su canción 'Mediterráneo' / © Patronato de Turismo Costa Brava. 
El Celler de Can Roca, el restaurante de los hermanos Roca en Girona, ha sido elegido este año el Mejor Restaurante del Mundo por la revista 'Restaurant Magazine', cuya lista ‘The World’s 50 Best Restaurants' está considerada como los 'Oscar de la cocina'. 
A los que les apasiona descubrir tesoros bajo el mar, ninguno como el parque natural de las Islas Medes, en Torroella de Montgrí-l’Estartit, un archipiélago de pequeñas islas protegido por su gran diversidad biológica que lo convierte en escenario privilegiado para la práctica del submarinismo / © Torrella de Montgrí. 
Para quedar boquiabierto ante una plaza porticada en la que se percibe el Medievo latiendo entre sus arcadas ninguna como la plaça Major del pueblecito de Monells, engastada en el recoleto barrio del Castillo / © Patronato de Turismo Costa Brava. 
El litoral del municipio de Palafrugell está formado por infinidad de playas, rocas, acantilados y rincones escondidos de gran belleza, como las playas de Tamariu, Llacranc, el Canadell y el Golfet (de Calella). 
La simbiosis de Dalí con su patria chica sigue latente en el ‘triángulo daliniano’, uno de cuyos vértices es su casa-museo de Port-Lligat, la única vivienda estable del artista, el lugar donde vivió y trabajó hasta que en 1982, con la muerte de Gala, fijó su residencia en el castillod e Púbol / © Fundación Gala-Salvador Dalí. 
Apenas 55 metros de longitud y 15 metros de ancho tiene cala Sa Cova pero son medidas suficientes para que esta pequeña playa atraiga la atención de los que se acercan a este espacio protegido por pinos en el término municipal de playa D’Aro / © Francesc Tur.