Enamorados de Bretaña

Bretaña, la tierra de los menhires, de las ciudades medievales y de la costa de granito rosa sedujo a grandes artistas como Turner, Corot o Monet. Descubre en el Museo de Bellas Artes de Quimper la belleza salvaje, indómita y virgen de esta tierra a través de sus pinturas.

by hola.com La muestra que se puede ver hasta finales de agosto lleva por título De Turner a Monet y reúne 80 lienzos y 50 diseños y litografías procedentes de 40 colecciones públicas y privadas de Francia, así como de Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Suiza y Estados Unidos. La selección hace un repaso de los primeros descubridores artísticos de Bretaña, que quedaron prendidos de sus monumentos megalíticos y de su profunda naturaleza desde finales del siglo XVIII hasta la etapa del impresionismo, a caballo entre los siglos XIX y XX.

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La belleza salvaje, indómita y virgen de Bretaña fue un desafío para Turner, Coignet, Corot, Isabey, Jongkind, Gudin, Daubigny, Boudin, Lansyer, Pelouse y Monet, que quisieron inmortalizar la verde naturaleza y el antiquísimo patrimonio bretón en sus lienzos.

En las obras se presenta una Bretaña singular, supersticiosa, de ambientación druídica, de castillos en ruinas, de villas medievales, de murallas con hiedra. Se respira un ambiente heredado de su pasado celta, fuera de la omnipresencia grecolatina que abundaba durante la etapa anterior. Ciudades y monumentos como salidos de época, como sacados de un cuento. Un estilo sobrio, sereno, a veces lúgubre y decadente.

La exposición pasa por diversas etapas. Se puede ver el cambio de la temática a lo largo de los años. Las expresiones románicas dan paso a las realistas o naturalistas y de ahí, a las impresionistas. Corot, en sus obras establece el nexo especial entre la naturaleza y la población: la Bretaña pintoresca, los trajes tradicionales, la vida cotidiana. Es quizá la pintura más cercana a las postales costumbristas de otros autores y que tanto se ha usado en postales.

La obra más antigua que se puede admirar en la exposición es Vista del Castillo de Josselin, de Jean-Lubin Vauzelle, exhibida por primera vez en 1819. A partir de ella se observan los cambios que se han ido dando a lo largo de los años en cuanto al estilo y la forma.

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Durante la segunda mitad del siglo XIX, los puertos de guerra y las ciudades amuralladas van dando paso a la plasmación de costas salvajes, como lo hará Isabey. Ahora, los pintores comienzan a explorar todo el litoral buscando el acantilado, la cala o el islote más adecuado para su obra. Así se crea la primera colonia artística en la región de Bretaña. Un grupo de pintores deseosos de seguir encontrando lugares que pintar se van instalando en las costas. Ahora el océano Atlántico tendrá testigos de su fiereza, de su ímpetu en las bellas costas de la península armórica. La naturaleza al servicio del arte.

La úlima etapa es la Bretaña simbólica. Es un momento clave y donde se plantea otra concepto: el abstracismo. La leyenda de esta región como una tierra mágica, encantada, llena de misticismo irá ganando peso. Sus colores entre vivos y apagados ayudarán a comprender más la complejidad paisajísica de Bretaña.

Monet, el gran genio impresionista, es el último de los grandes artistas, y quizá el más significativo, que se sumergen en el halo mágico de Bretaña. Llega en 1886 a la Costa Salvaje. Un destino estupendo para seguir con su proyección. Llegará al siglo XX. Una pintura con alma, con sabor, que marcará tendencia en otros grandes artistas como Matisse.

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A parir de 1860 Pont-Aven, un pequeño pueblo junto a un estuario donde se encuentra el castillo de Hénan y las ruinas del de Rustéphan plasman la atención de los amantes de lo pintoresco. En 1864, jóvenes pintores americanos descubren el pueblo y quedan seducidos por el lugar, los molinos, su perfil rocoso. Una villa bucólica y costumbrista que ha sido el reclamo y fiel ejemplo de un ipo de arte que envolvía a todos los artistas venidos de París y el extranjero.

En 1879, Pelouse decide ir con sus alumnos a la colonia de Cernay-la-Ville. Estamos ante el inicio de una etapa de creatividad enorme y de gran valor que ha ido ganando adeptos con los años. Más de un siglo después, los paisajes bretones, sus formas de vida y su cultura singular sigue llamando la atención a aristas y visitantes de todo tipo.

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Museo de Bellas Artes de Quimper

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