Manda a los niños a estudiar inglés en Malta

En el corazón del Mediterráneo también se habla inglés. Malta fue colonia británica, de ahí que su población sea bilingüe. Y de ahí también que sirva de escondite perfecto para darle un repaso al idioma sin, eso sí, renunciar al mar, a las excursiones y a las vacaciones que os merecéis toda la familia.

by hola.com

¿Creías que los típicos cursos de inglés sólo podían hacerse en Gran Bretaña e Irlanda o en destinos ya más caros y alejados como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia? Pues en pleno Mediterráneo también se le puede dar un repaso, y encima disfrutar del mar, de un legado histórico de primera y de todo el ambiente del verano. Si tus hijos han flojeado en idiomas, el archipiélago de Malta pinta como una alternativa redonda para empezar con mejor pie el curso que viene. Además, quizás también a ti te venga bien mejorar el inglés. Si es así, en lugar de mandar solos a los niños, anímate a acompañarles y prepárate para vivir unas vacaciones en familia de lo más provechosas.

Sobre todo la isla principal, conocida igualmente como Malta, se pone en verano a rebosar de estudiantes de todas las edades dispuestos a darle un espaldarazo al inglés. Infinidad de escuelas ofrecen cursos de distinta duración y del nivel que se busque: desde campamentos para los más pequeños en los que las clases se aliñan con excursiones y deportes, hasta cursos más avanzados e incluso de inglés técnico para profesionales.

Si la idea es mandar solos a los niños, lo más recomendable será contactar con empresas especializadas en cursos de idiomas que puedan ocuparse de todo: desde el viaje de los chavales acompañados por monitores hasta el alojamiento –ya sea en familias o residencias–, y por supuesto las clases y las actividades supervisadas. Algo esencial sobre todo cuando se trata de niños aún pequeños. Pero si la idea es disfrutar de unas vacaciones en familia, a poco que te manejes un poco con el inglés no te será difícil montártelo por tu cuenta.

Además de Air Malta, también las lowcost Vueling y Ryanair conectan a estupendos precios el archipiélago con varias ciudades españolas. Tanto la academia como el hotel serán fáciles de localizar a través de los buscadores de la página web de la Oficina de Turismo. Si preferís sin embargo alquilar una villa o un apartamento totalmente independiente, podrás reservarlo a través de empresas como Holiday Malta a partir de unos 600 € por semana, y también las escuelas de idiomas suelen echar una mano para encontrar alojamiento.

Y, esencial, un vehículo de alquiler, que incluso desde la página de Vueling se puede reservar desde 165 € para siete días. Aunque hay que contar con el inconveniente de que en Malta se conduce “a la inglesa”, sólo con la libertad que da el coche se le sacará todo el jugo al archipiélago. Al poco de estar guiando con el volante “al revés” uno se acostumbra enseguida.

Así, tras unas horas de clase, cada día podrán irse alternando excursiones de naturaleza y cultura a raudales. Al menos una tarde habrá que consagrársela entera al cogollo histórico de la capital, La Valletta, sembrada de monumentos que recuerdan los tiempos de los Caballeros de la Orden de San Juan y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero tampoco habrá que perderse en otra ocasión el hechizo de las hoy prácticamente unidas ciudades de Mdina y Rabat, adornadas de villas patricias y encantadoras callejuelas empedradas bajo las que pasear por un auténtico laberinto subterráneo de catacumbas.

Si la turística costa de Sliema y St. Julian, con sus terrazas y su ambiente veraniego, os resulta demasiado bullanguera, daréis con parajes mucho más sosegados por los acantilados de Dingli o, en otro día de excursión, en la mucho más virgen islita vecina de Gozo. Para llegar a ella bastará con embarcar el coche en los ferrys que la comunican cada poco con la isla principal. Tras pertrecharse de un mapa, el mejor plan para una jornada completa será ir dándole la vuelta, sin renunciar a las vistas desde lo alto de la ciudadela de su mínima capital, Victoria, a un baño en las limpísimas aguas junto a la espectacular formación rocosa de la Ventana Azul, o en cualquiera de las calitas en las que desembocan sus caminos de tierra. Pero, sobre todo, no habrá que privarse de unas horas en la despampanante Laguna Azul que separa Comino y Cominotto, las hermanas menores de este archipiélago en el que desoxidar el inglés mientras se viven unas vacaciones de primera.

El secreto de Gozo
Esta islita del archipiélago maltés es mucho más recomendable para quienes prefieran huir de las aglomeraciones del verano. No es tan monumental como Malta ni tiene tantas academias de idiomas, pero sus geografías, mucho menos explotadas turísticamente, son una absoluta delicia, con las desproporcionadas iglesias que asoman a cada paso, sus calas rocosas y un increíble sosiego incluso en pleno agosto. Si se busca un alojamiento con encanto, Gozo Village tiene dos pequeñas urbanizaciones –Tal Fanal y Ta’ Sbejha– con casitas bajas que albergan un reducido número de apartamentos decorados con gracia y alrededor de una piscina en la que los niños pueden seguir practicando el inglés con sus nuevos amigos.

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