¿Te atreves a intercambiar tu casa estas vacaciones?

¿Viste a Cameron Díaz y a Kate Winslet intercambiando su casa en “Vacaciones”? La fórmula es perfecta para viajar a cualquier lugar del mundo sin arruinarse en el intento. Valora sus ventajas y posibles riesgos antes de empezar a elegir destino.

by hola.com
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El aliciente es tentador, y más en tiempos de vacas flacas: prestarle tu casa a alguien que, a su vez, te deja las llaves de la suya. En pleno Manhattan o en el Trastevere romano, en una playita de la Costa Brava o de la otra esquina del planeta... las opciones son casi ilimitadas. Y todo sin que haya dinero de por medio.

A través de los cada vez más frecuentes intercambios de viviendas los gastos de las vacaciones se reducen prácticamente al transporte hasta la zona elegida. No hay que pagar hotel –que sobre todo para una familia es un ahorro más que considerable–, no hay que comer en restaurantes si no se quiere, y se tiene mucho más espacio e intimidad que en cualquier otro tipo de alojamiento. Además, quienes lo han probado aseguran que la fórmula es redonda para empaparse de la cultura y la forma de vida del lugar.

La cuestión es localizar a alguien interesado en la casa que ofrezcas y, claro, que te convenga también a ti la ubicación, el tamaño y la calidad de la vivienda que te propongan a cambio. Internet ha facilitado inmensamente este tipo de acuerdos entre particulares que a menudo viven en puntas opuestas del globo y, al calor del éxito de la iniciativa, también han surgido unas cuantas agencias y portales especializados en este tipo de servicios.

En general estas empresas, a cambio de una pequeña cuota de inscripción o de forma gratuita, dan acceso a una enorme bolsa de particulares interesados de casi cualquier esquina del mundo. A través de sus buscadores se pueden ir localizando casas que se ajusten a lo que se busca, y también se pueden colgar anuncios con la descripción y hasta las fotos de la propia casa y esperar a que le contacten a uno.

Una vez interesadas las dos partes, ya es cosa de ellos ponerse de acuerdo sobre hasta el último detalle: las fechas y la duración del intercambio –que suele ser simultáneo aunque ello no es obligatorio–, si se admiten o no niños y hasta mascotas, si se presta también el coche, el contacto de algún familiar o vecino que les dé las llaves, les muestre cómo funcionan las cosas o que incluso se pueda pasar algún día para asegurarse de que todo va bien, si la limpieza final la hace uno mismo o se paga a una persona para hacerla… porque el compromiso básico es cuidar la casa como si fuera la propia y dejarla igual que se encontró.

Evidentemente el no encontrarse la vivienda tal cual se dejó es el mayor recelo que frena a muchos a la hora de atreverse. Cuando se trata de prestar una segunda residencia que se pueda tener en la playa o el campo los temores son menores. Pero cuando se trata de prestar el domicilio en el que se vive todo el año, con sus enseres dentro, resulta básico dejarla con la confianza de que uno, a la vuelta, se va a encontrar todo en su sitio.

La garantía absoluta de que todo va a salir bien no hay forma de tenerla, pero desde la agencia Intercambio Casas aseguran que “en 15 años hemos hecho posibles más de 100.000 intercambios, nunca hemos recibido quejas por robo o deterioros, y ninguno de nuestros miembros se ha encontrado con una parcela vacía en lugar de la casa prometida”.

Desde estas agencias se recomienda guardar bajo llave los objetos de valor que se puedan tener en el hogar pero, sobre todo, señalan la importancia de haber establecido previamente una relación de confianza con las personas con las que se vaya a hacer el intercambio, y haber acordado con ellas hasta el último detalle para evitar sorpresas y malentendidos.

Al no haber transacción económica de por medio los seguros, en caso de problemas, funcionarían igual que si se le hubiera prestado la vivienda a un amigo, por lo que habría que informarse con la compañía con la que se tenga contratada la póliza de hogar o de coche, en los casos en que éste también entre en el acuerdo.

Según Sergio Escoté, director en España de Home for Home, “el saber que estás alojado en la casa de una gente que a su vez está usando la tuya es lo que lo cambia todo. Aunque probablemente el intercambio se haga entre particulares que nunca se van a conocer en persona, lo habitual es que hayan intercambiado correos o conversaciones telefónicas en los meses previos, de forma que no se siente que sean unos desconocidos”. Aseguran además que, en ocasiones, del intercambio de casas han surgido grandes amistades. ¡Como en la película!

Algunas pistas

Intercambio Casas, con sede en Estados Unidos bajo el nombre de Home Exchange, tiene 15 años de experiencia, amén de una cartera de 36.000 casas en 130 países. El precio para acceder a sus servicios parte de 6,95 € al mes (se puede contratar por tres meses o un año), y ofrece también un seguro por cancelación del viaje.

Home for Home es un portal de internet de intercambio de particulares que pertenece al Grupo Intercom (InfoJob, Softonic, eMagister...) donde los intercambios de viviendas son totalmente gratuitos. Operan en cerca de un centenar de países, con unas 13.000 viviendas en total, y están especialmente asentados en España, Francia e Italia.

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