La tentación de Eva

El fruto del paraíso fue una manzana. La compañera de Adán cayó, pero ahora que es temporada, tienes que viajar a Navarra y dejarte tú también tentar en una típica sidrería donde además de degustar la sidra de la temporada podrás asistir a todo el proceso de su elaboración.

by hola.com

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Es espumosa, chispeante, ácida, amarga, dulce, fresca, de color pajizo, sugerente, digestiva… y además de todo ello una bebida de fiesta, la excusa ideal para reunirse con la familia o la cuadrilla de amigos. Bien lo saben en la zona de Baztán-Bidasoa, afamada por su su tradición sidrera, ya milenaria. Desde que a mediados de enero se inaugura la temporada de sidra con la apertura de las kupelas (barricas) y la celebración del txotx (palillo que tapa el agujero por el que mana la primera sidra), y hasta el mes de enero, cuando concluye su proceso evolutivo, este rincón navarro brinda una tentadora invitación a descubrir lo que se esconde tras la sidra. No te lo puedes perder.

El pequeño pueblo de Lekarotz, inmerso en el valle de Bidasoa, es todo un reclamo natural y gastronómico en esta época del año y no sólo por su estimulante paisaje, con extensos bosques de hayas, robles y castaños, también por acoger una de las sidrerías más típicas del valle de Bidasoa: Larraldea. Situada a 11 kilómetros del Parque Natural del Señorío de Bertiz y a menos de una treintena de las cuevas de Zugarramurdi y de Urdazubi-Urdax, en el caserío tradicional de montaña en el que se ubica se lleva a cabo el ciclo completo, es decir aquí se cultivan las manzanas, se recolectan y se elabora la sidra, un proceso que incluye su prensado, fermentación, almacenaje en grandes depósitos y embotellado. Pero además de ello, se degusta –incluso la ecológica, si la temporada lo permite- en un ambiente dicharachero en torno a sus mesas corridas y a su menú típico.

Las cazuelicas de chorizo a la sidra, la tortilla de bacalao, el bacalao con pimientos, la carne a la brasa y, de postre, el queso con nueces y membrillo son los ricos manjares cocinados a la manera tradicional que llegan a las robustas mesas de madera. Y entre plato y plato, tantas visitas a las kupelas como se desee, porque cada sidra tiene su sabor –dependiendo de la barrica y de su proceso de fermentación- y, sobre todo, porque la sidra aquí no debe dejar de estrellarse contra el vaso.

Aunque en Navarra existe un amplio abanico de sidrerías repartidas por toda la geografía, sólo cinco, entre las que se encuentra Larraldea, cuentan con la peculiaridad de ser de ciclo completo. Para conocer el resto tienes que acercarte a Lekunberri, Beruete, Lesaka y Aldatz:

Toki Alai
A las afueras del casco urbano de Lekunberri, en la carretera a San Miguel de Aralar, se encuentra esta sidrería familiar que produce sidra extraída de su propia plantación de manzanos desde 2000. Propone todos los días un menú tradicional y la posibilidad de llevarse a cabo algunas botellas para degustar también en casa.

Behetxonea
La sidrería ocupa la planta baja de un caserío tradicional reformado en la localidad de Beruete, a unos dos kilómetros del casco urbano de la localidad. En su comedor, decorado con motivos regionales, se puede degustar el menú típico, pero también una carta a base de pescados y carnes variadas; en la primera planta los visitantes pueden contemplar el método de producción de la sidra.

Linddurrenborda
Hasta este caserío a las afueras de Lesaka hay que llegar para degustar sus tacos de bacalao y su tortilla, siempre acompañada de sidra natural elaborada en casa con los manzanos que aquí se cultivan.

Martitxonea
En Aldatz, en pleno valle de Larraun, para aquellos que les guste disfrutar de la montaña y de la gastronomía, es un destino imprescindible. Y además, muy buena sidra.

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Turismo de Navarra

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