Siéntete como un lord en un hotel de campo

Una escapada a una vivienda señorial rural británica es mucho más que gozar de la tranquilidad de un entorno privilegiado. Es, también, sentirse parte de una historia centenaria habitada por quienes lo tuvieron todo.

by hola.com

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Una majestuosa y casi interminable avenida de cuatrocientos tilos y hayas plantada en 1827. Recorrerla en un coche de principios de siglo, mientras fuera se cuela la niebla matinal. La película se hace realidad en Lucknam Park, un hotel de cinco estrellas a sólo diez minutos de Bath pero en un entorno netamente rural, cuyos orígenes se remontan a 1720. Quinientos acres para un alojamiento de cinco estrellas en el que la imaginación puede volar por su spa de lujo con productos exclusivos llegados de París o por un centro ecuestre que se puede combinar con pistas de tenis constituidas en auténticas válvulas de escape para quienes busquen huir del trasiego de la gran ciudad.

Las viviendas señoriales rurales son una opción de alojamiento que permiten revivir a quienes opta por ellas una historia centenaria en la que se divirtieron, decidieron, amaron y odiaron los que lo tuvieron todo, una clase alta que en estos auténticos palacios, hoy convertidos en hoteles y residencias de lujo, pasó parte de su exclusiva vida. Además de Lucknam Park, os presentamos otros cuatro repartidos por Gran Bretaña en el que sentirse como auténticos reyes del campo es mucho más que una frase hecha.

BOATH HOUSE HOTEL (Auldearn, Nairn, Escocia)
Una mansión georgiana en el norte de Escocia con un lago ornamental que sirve de refugio a cisnes y patos. Senderos que permiten a los huéspedes salir de sus habitaciones, individualmente decoradas, para perderse por un recorrido por los jardines y terrazas que para sí querrían muchos exploradores. Y una sala de tratamientos en la que es imposible que el estrés gane la batalla. De impedírselo se encargarán toda una serie de cuidados procedentes de la India en los que el uso de plantas naturales y extracto de flores incrementa todavía más la sensación de estar en el más placentero de los entornos.

POOL HOUSE (Loch Ewe, Escocia).
Descubrir la que ha sido varias veces nombrada uno de los retiros más románticos del Reino Unido, en las costas del Lago Ewe, bien merece una visita a las Highlands, las míticas Tierras Altas de Escocia. Sus lujosas habitaciones están decoradas con antigüedades y objetos procedentes de diversas partes del mundo. La familia Harrison dirige esta experiencia de alojamiento que ningún hotel al uso puede igualar. Pues ¿dónde podríamos si no pasar de dormir en el mullido sillón de una biblioteca victoriana a cenar en un cuarto en el que sobre nuestras cabezas se dispone un techo con cientos de estrellas pintadas a mano?

CLIVEDEN HOUSE (Cliveden, muy cerca del aeropuerto londinense de Heathrow)
A pocos kilómetros de Londres se encuentra esta auténtica joya decorativa y arquitectónica, uno de los más lujosos hoteles de todo el mundo. En pleno corazón de Berkshire, cerca del Támesis, ofrece la experiencia de pasar del trasiego del aeropuerto de Heathrow a este dechado de naturaleza en tan sólo unos minutos. Obras de arte por doquier y una cálida chimenea que recibe a todos los invitados, que caminarán y dormirán en las mismas estancias que han visto pasar a reyes británicos y a nombres tan conocidos del mundo de la cultura y la política como Charlie Chaplin, Winston Curchill, el presidente Roosevelt o George Bernard Shaw.

ARDANAISEIG HOTEL (Kilchrenan by Taynuilt, Argyll, Escocia)
En un remoto lugar de tranquilidad y belleza natural casi irreal, donde las laderas de la montaña de Ben Cruachan caen sobre las límpidas aguas de Loch Awe, hay una pequeña, lujosa y salvajemente romántica casa de campo que hoy funciona como hotel. No es el principio de un cuento del que todos quisiéramos sentirnos protagonistas, sino la descripción del Ardanaiseig Hotel, construido para el disfrute del clan Campbell en 1834. Hoy no camina por sus pasillos el coronel Archibald Campbell, pero los huéspedes que lo habitan siguen pudiendo apreciar, como él lo hizo hace casi 200 años, mobiliario antiguo, obras de arte, una biblioteca con su chimenea y hasta una sala en la que, de cuando en cuando, la música de cámara resuena como en aquellos tiempos en los que en el mundo rural británico vivían los que lo tenían todo.

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