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El estrés afecta nuestra salud y tambié la piel, haciendo que pierda lozanía y vitalidad. Además de repercutir en la sanidad de la misma. ¿Lo habías considerado?

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Lo mejor será monitorear los niveles de estrés en la piel, observándose en el espejo con frecuencia para notar los posibles cambios en la textura y apariencia de la tez.

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Los signos más comunes son: piel con grasa en exceso, fuerte sensibilidad, picor constante y resequedad. Debido a la producción excesiva de adrenalina y cortisol que se genera, estimula el sistema de defensas y altera la apariencia normal de la dermis.

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