
Exclusiva: La primeras fotos oficiales de la boda eclesiástica de Nicolle Gil e Iñigo Ariño en Madrid
¡No te pierdas las fotos exclusivas del mágico enlace y la entrevista que Julián Gil y su hija nos brindaron en su día más emocionante!
¡Por fin llegó el día en el que Nicolle Gil y su esposo, Iñigo Ariño, celebraron su boda religiosa! La hija del célebre Julián Gil se casó este 10 de septiembre por la iglesia, dos años después de su unión civil el pasado 1 de octubre de 2019. El esperado enlace tuvo que posponerse a causa de la inesperada y dura enfermedad que enfrentó el novio, un cáncer del que afortunadamente salió victorioso.
La novia acudió radiante a este momento tan emotivo del brazo de su padre, enfundada en un maravilloso vestido estilo princesa de la firma Pronovias, con un cuerpo en el que destacaba el escote de corazón y con la espalda descubierta bajo un tul bordado. El detalle más lujoso del vestido fueron las flores abiertas en tres dimensiones, en un glamoroso atuendo de proporciones perfectas que integraba tupidos detalles bordados. El fastuoso vestido finalizaba con una cola capilla rematada con un fino borde festoneado. En el altar, el emocionado novio estaba a la espera de su amada, muy elegante, con un look de la firma puertorriqueña Euromoda.
A momentos de su gran día, conversamos con la feliz novia y con su padre para que nos cuenten los detalles de este entrañable e inolvidable día. Muchas felicidades y… ¡Vivan los novios!
“Con nuestra boda, no estamos solo celebrando nuestro amor, también estamos celebrando la vida. Estoy demasiado feliz” –Nicolle–

HABLAMOS CON LA NOVIA, NICOLLE GIL
Iñigo está muy bien, recuperado diríamos que casi en su totalidad, en marzo le declararon libre de cáncer, así que comenzamos de nuevo con estos preparativos. Ahora está con sus revisiones cada tres meses, para asegurarnos de que no vuelva a aparecer nada nuevamente.
¡Jamás, para nada! Esta fue una prueba que a veces a las parejas les llega después de muchos años de estar juntos y a nosotros nos llegó apenas de recién casados por el civil, en octubre de 2020. Eso sí, no te miento, fue bien difícil enfrentarlo. Mi esposo me dijo: “Entiendo si decides no estar a mi lado en este proceso, porque va a ser muy fuerte”. Yo le pregunté que si estaba loco, que lo nuestro era en las buenas y en las malas. Mi esposo es el amor de mi vida, así que jamás lo dudé y fue un reto más en nuestra relación, algo que nos hizo más fuertes durante todo el último año.

La verdad es que nunca llegué a pensar eso, estaba tan enfocada en su estado de ánimo, en que él estuviese bien, que para mí lo más importante en esos momentos era que él se recuperara, no pensé en nuestra boda en ningún momento. Para serte muy sincera, durante todo el proceso me mantuve muy positiva. Para mí era muy importante que él estuviera con ánimo, que me viera fuerte para que él estuviera fuerte y tener toda la esperanza para salir adelante. Así que nunca vi que pudiera salir mal de tan positiva como me mantuve, creo que fue una de las claves para que todo fluyera y saliera bien. Pero el proceso no fue fácil, eso también es verdad.
¡Estoy tan feliz! Ya que nos enteramos que estaba cancer free, le dije: “¡ahora sí que hay que celebrar!” Con nuestra boda no estamos solo celebrando nuestro amor, también estamos celebrando la vida. Estoy demasiado feliz.

Para mí era bien importante porque desde chiquita fui a un colegio católico y para mí era muy significativo celebrar nuestro matrimonio de esta manera. También tenía mucha ilusión de caminar junto a mi papá al altar y que él me entregara a esa persona con la que yo iba a pasar el resto de mi vida.
¡Sí, claro que sí! Si Dios lo permite, claro que sí.
Celebrar la vida de mi esposo, el poder estar junto a mi mamá, mi papá… Estar con toda la familia, disfrutar de la gente que más quiero del mundo, con eso basta. Creo que todo y más que nada ahora mismo es eso: celebrar la vida.

¿Será por tanto dolor de cabeza que me dio? Mira, con Iñigo fue diferente. Yo tenía ya treinta años, era mucho más madura, y desde el primer día que le conocí yo supe que él iba a ser mi esposo, no me preguntes por qué, sabía que terminaría con él por el resto de mi vida. Fue muy loco, porque nos conocimos en una fiesta y de ahí nunca volvimos a separarnos hasta que él decidió mudarse a España y después regresó a Miami para comprometernos. Creo que desde el primer día lo supe, era un compañero de vida, la complicidad que tenemos como pareja es maravillosa y, al final del día, nos llevamos muy bien. Somos muy compatibles; muy diferentes, pero muy iguales a la vez.

¡Definitivamente! Es nuestro primer plan rápido tras la boda y la luna de miel. Es una gran ilusión para mí, además ya voy para los treinta y cinco, así que ya me va tocando la cuenta. Muero ya por ser mamá, es el siguiente paso y, si Dios quiere, para el año que viene en estas fechas ya estará eso en proceso.
Elegí la Basílica Pontificia de San Miguel porque de todas las de Madrid, que hay muchas y preciosas, al ir a visitar ésta me llamó mucho la atención que me transportó mucho a mi familia, fue un sentimiento, no sé. Es una iglesia pequeña, cálida y me encantó. Además de su ubicación, para que todos los míos, que vienen del extranjero, puedan sentir un pedacito de lo que es el centro de Madrid también.
¡Fue una cosa tan rápida! Pensé: verdaderamente, ¿qué importa lo que yo me ponga? Sé que muchas novias pasan días o meses buscando. Yo fui a Pronovias y el mismo día que fui a ver vestidos, elegí el mío, fue muy fácil. Me hicieron tres pruebas para que quedara perfecto. Me encantó el estilo princesa y cómo quedaba en mi cuerpo, resaltaba mucho mi figura, me gustó mucho la pedrería, el encaje y los detalles de florecitas. Estoy utilizando un tocado de María Elena, con una coronita y velo largo y sencillo de tul.
El ramo no fue el que elegí en un principio, lo cambié. Es de Moonflower. Había elegido uno de peonías, pero por la temporada que es y las flores no llegaron tan lindas, entonces me fui a algo más clásico, las rosas blancas con algunos detalles de verde.

Iñigo usará la clásica dorada y yo una de brillantitos. Están hechos en Cataluña, de la firma Clemencia Peris.
También tuve suerte, porque fue el primer lugar que fui a ver. Al llegar, me encantó, me enamoré, el lugar es tan bello y como tiene tanto exterior, por el tema del COVID, lo vi perfecto. Además, una de las dueñas era puertorriqueña y eso me gustó también.
Desde el principio, cuando retomamos el tema y decidimos hacer la boda en España, él me dijo que la decisión la parecía acertada y que lo único que me pedía era que disfrutara de cada momento sin estrés, celebrando nuestro amor, y que eso era lo más importante.

Conversamos con el padre de la novia
Feliz, contento, con mucha ilusión… Mi hija es uno de los proyectos más importantes de mi vida, verla cumplir su sueño de llegar al altar, de poder crear su propia familia y yo, poder ser parte de esto, está siendo muy lindo. Es una mezcla de sentimientos, de alguna forma quiero que llegue ya el momento. Vinieron alrededor de cincuenta personas desde muy lejos, un momento muy hermoso para juntar a tantos miembros de la familia que vienen de diferentes países y que no vemos con tanta frecuencia.
Es una gran doble celebración, su boda y la vida de él, que esté sano tras el cáncer tan fuerte que le atacó, algo que además los unió mucho como pareja, que les fortaleció muchísimo, seis meses de lucha contra el cáncer, con la quimioterapia, en medio de la pandemia, encerrados… Fue todo muy fuerte, pero de alguna forma eso les unió aún más y ahora se sienten más fuertes que nunca. Estamos todos, toda la familia, muy felices por ellos.
Mira que he vivido momentos en mi vida donde los nervios me han traicionado y creo que este va a ser uno de esos en los que no me voy a poder controlar. Recuerdo momentos muy emocionantes junto a ella: el verla nacer, cuando cumplió quince años y ahora verla y llevarla por esa alfombra hacia el altar, para mí va a ser demasiado emocionante, soy muy llorón. Lo bueno que los hombres no tenemos que maquillarnos (risas).
Más que cerrar un ciclo, creo que es una pequeña graduación para mí. Uno de los retos más grandes de mi vida ha sido criar a mis hijos y aprender de ellos, de los tres. Más que cerrar un ciclo, pienso que se abre otro en el que empezaré a disfrutar de la vida de mi hija como mujer casada, por quien tuve que volverme un hombre de la noche a la mañana al nacer cuando yo tenía quince años, y disfrutar de su vida en esta nueva etapa, los posibles nietos que vengan, etc. En ese sentido, estoy bien contento. Es una pequeña graduación para su mamá y para mí, el sentir que la hemos educado con buenos valores. Que mi hija sea como es, es una muestra de que algo hicimos bien con ella.
“Me encantaría que sea ella [Valeria] quien agarre al vuelo el ramo de mi hija” –Julián–

Eso se lo tienes que preguntar a ella. Y obviamente, si eso pasara, si ella me lo pidiera, le diría obviamente que sí. Podría pasar, ¿por qué tiene que ser siempre el hombre quien lo diga primero?
Claro que me encantaría que estuviera, pero fíjate que hay tanto y tanto amor, y tanta familia unida, que aunque desearía que estuviera, por razones obvias y motivos que todos conocemos, no estará. Pienso que ya tendré momentos para disfrutar con él cuando crezca para vivir juntos emociones así.
Sí, aunque siento que ella está más nerviosa que Nicolle (risas).
No sé, pero a mí me encantaría que lo agarre ella, a ver qué pasa…
