Suspendidos sobre farallones de arenisca, levitando sobre los valles de la provincia de Tesalia, un conjunto de monasterios del siglo XIV contempla el paso del tiempo desde sus alturas celestiales. Una conjunción perfecta entre el hombre y la naturaleza, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en la que late un pedazo esencial de la cultura griega.
25/10/2010 10:25 UTC Por ¡HOLA!