La capital hispalense es una ciudad presumida, bonita, bulliciosa y colorista, cortada en dos por las aguas del Guadalquivir y con una historia que haría palidecer a capitales de medio mundo. Conviene recorrerla a pie, sin prisas, prestando atención a los sonidos y a su elegante ritmo ciudadano sentado en algunas de sus terrazas, en los paseos que flanquean el río o a la sombra de la Giralda.
14/10/2016 10:43 UTC Por MANUEL MATEO PÉREZ