Salud visual

Los ojos, más sensibles a las radiaciones solares que la propia piel

¿Eres de los que dejan las gafas de sol en casa cuando van a la playa para evitar que se estropeen con la sal y la arena? Los oftalmólogos advierten del riesgo de no proteger los ojos de los rayos del sol y proponen algunas pautas que pueden evitarnos graves daños en nuestra salud visual.

Por hola.com

Con la llegada del buen tiempo y el paulatino aumento de las horas de luz del día solemos planificar más actividades de ocio al aire libre y de mayor duración. Paseos, rutas en bicicleta, excursiones a parajes naturales, picnics en la playa… Las opciones son inmensas y también muy saludables. La exposición al sol de una manera moderada proporciona beneficios tales como la síntesis de vitamina D y la estimulación de procesos metabólicos y circulatorios.

Sin embargo, si abusamos del sol, comenzarán a aparecer los efectos nocivos. De ahí que, ya sea para pasear o para disfrutar de un día de sol en la playa, procuremos que no se nos olvide llevar la suficiente cantidad de agua como para no deshidratarnos, alimentos que aguanten las condiciones climáticas del lugar donde vayamos a desarrollar la actividad, ropa apropiada para no sentirnos incómodos y un buen protector solar para que la exposición al sol no produzca daños en nuestra piel.

Sin embargo, existe un complemento en el que no solemos reparar y que tiene una importancia vital para nuestra salud cuando nos exponemos a las radiaciones solares: las gafas de sol. A menudo decidimos prescindir de ellas cuando optamos por realizar actividades al aire libre que implican cierta sudoración o para evitar que los cristales puedan estropearse debido al contacto con la arena de la playa o con las plantas de la montaña. ¿Estamos pecando de irresponsables? ¿Qué consecuencias en nuestra salud tiene esta actitud? Los oftalmólogos son bastante claros al respecto.

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Consejos para evitar los efectos negativos del sol en nuestros ojos

La ciencia ha relacionado la radiación solar con mayor incidencia de cataratas, degeneración macular y queratitis. El doctor Rafael Luchena, oftalmólogo de Clínica Baviera Sevilla, asegura que “los efectos negativos del sol aumentan cuando nos encontramos en zonas cercanas al ecuador, en la montaña o junto al mar, así como sobre superficies como agua, arena, y nieve, ya que aumentan las radiaciones al reflejarlas. Sin embargo la lluvia, la niebla y las nubes disminuyen su incidencia”. Este especialista afirma que “los ojos son mucho más sensibles a las radiaciones solares que la propia piel”. Por eso, recomienda:

  1. Acudir a especialistas para realizar revisiones periódicas de nuestros ojos para, además de protegerlos, detectar a tiempo el inicio de alteraciones que pudieran desembocar en patologías oculares más importantes. “Los especialistas aconsejarán las medidas de protección más adecuadas en función de la edad, actividad y las características personales de cada persona”, informa.
  2. Evitar la exposición directa al sol en las horas centrales del día.
  3. Utilizar gorras con visera o sombreros para disminuir la incidencia del sol en nuestros ojos.
  4. Evitar mirar al sol directamente.
  5. Usar unas gafas de sol que tengan los filtros adecuados, que cumplan con los estándares de calidad necesarios para la actividad a desarrollar y cuyo tamaño sea apropiado para proteger tanto los ojos como las zonas anejas, como párpados y parte superior de los pómulos.

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¿Cómo elegir unas gafas de sol adecuadas?

A la hora de elegir unas gafas de sol, el doctor insiste en buscar el asesoramiento de un profesional cualificado que nos ofrezca productos de calidad y que nos recomiende el filtro más adecuado en función de la actividad a desarrollar al aire libre. Y es que, a veces nos dejamos seducir por el aspecto de las gafas en lugar de preocuparnos por la capacidad de absorción de rayos ultravioletas de las mismas.

El primer paso consistirá en fijarse en que las gafas de sol tengan el marcado CE. No menos importante es comprobar que las gafas de sol lleven incorporados los filtros solares de las lentes adecuados tanto en índice de oscurecimiento (lo recomendado suele ser un índice III) como en filtros para proteger de los rayos ultravioleta. “Los más habituales conjugan el color con la capacidad de absorción”, detalla el doctor. Y añade: “La elección del color de las lentes debe hacerse en función del uso que les vayamos a dar, ya que cada color proporciona unas características visuales diferentes”. Así, por ejemplo, aunque las lentes polarizadas reducen sustancialmente el deslumbramiento, no absorben las radiaciones.

Según el grado de intensidad con el que filtran las lentes la luz visible, la Unión europea clasifica estos filtros de 0 a 4.

  • Categoría 0: reducen hasta un 20 por ciento la luz visible y se recomiendan como gafas de confort.
  • Categoría 1: reducen la luz entre un 20 y un 57% y se recomiendan para actividades como caminar por la ciudad.
  • Categoría 2 (protección del 57 al 82%): se recomiendan para deportes al aire libre como pasear e ir en bicicleta.
  • Categoría 3 (protección del 82 al 92%): son las apropiadas para deportes en zonas de mucho sol como playa, mar y montaña.
  • Categoría 4 (con una protección del 92 al 98%): se utilizan para actividades en alta montaña y deportes acuáticos intensos.

La doctora Miriam Isasi, oftalmóloga de Clínica Baviera Valladolid, subraya que llevar gafas de sol es recomendable en cualquier época del año, “siempre que estemos al sol". Al igual que el doctor Luchena, esta especialista insiste en la importancia de los filtros solares de las lentes: “Unas gafas de sol sin los filtros adecuados resultan perjudiciales porque el oscurecimiento del cristal producirá un menor cierre pupilar (el cierre de la pupila o miosis es  el mecanismo natural de defensa contra la luz intensa) lo que permitirá un mayor paso de radiación ultravioleta al interior del ojo que incidirá sobre cristalino y retina”.