Los príncipes y princesas se hacen mayores. En este año que acabamos de dejar atrás varios miembros de casas reinantes han dicho adiós a la niñez al cumplir, la mayoría, 18 años -en la casa imperial de Japón esa barrera no se traspasa hasta los 20- lo que, en su caso, suele venir aparejado a más responsabilidades, que varían en función de su posición en la línea sucesoria. Analizamos los diferentes desafíos que los jóvenes royals tienen por delante.
Amalia de los Países Bajos
La princesa Amalia, heredera de los Países Bajos, cumplió 18 años el pasado 7 de diciembre. La hija de los reyes Guillermo y Máxima, al igual que sus hermanas, tiene una gran exposición pública y es frecuente verla, no solo en actos con sus padres, sino también en posados en palacio u otros más desenfadados durante sus vacaciones. Sin embargo, el 8 de diciembre fue la primera vez que pronunció un discurso público y lo hizo al asumir su puesto en el Consejo de Estado con motivo de su mayoría de edad. La próxima reina de los Países Bajos, además de ocupar su silla en el órgano asesor del Gobierno, también ha reflexionado sobre su futuro en un libro, como es tradición en la casa Orange, en el que deja claro que es más que consciente de la responsabilidad que tiene.
Su mayoría de edad no ha venido acompañada solamente de cambios institucionales, sino que en el plano sentimental, la Princesa también retos por delante. Según ha publicado la revista Bunte, desde hace unos meses su corazón está ocupado por un joven alemán descendiente de una importante familia de empresarios