Naruhito y Masako de Japón se preparan para los grandes fastos de su entronización. Unas celebraciones marcadas por la tradición japonesa que reunirán la próxima semana, los días 22 y 23 de octubre, a la realeza del mundo entero.

Los Reyes no podían faltar a la entronización de Naruhito de Japón, dados los antiguos vínculos de amistad entre ambos países y los afectos profundos entre ambas familias reales. En la imagen, los Reyes, cuando todavía eran Príncipes, ejerciendo de perfectos anfitriones del príncipe Naruhito en el Palacio Real con motivo del 400º aniversario de las relaciones bilaterales.

Cariñoso saludo de don Felipe y doña Letizia a su invitado de honor a las puertas del Teatro Real en uno de sus últimos viajes a España. La próxima semana cambiarán los papeles: el nuevo Emperador será el anfitrión de los Reyes en la ceremonia de entronización Sokuirei Seiden no Gi en el Palacio Imperial y en una posterior cena.

Naruhito de Japón, el que fuera el príncipe solitario por las Cortes Reales del mundo, será un Emperador muy arropado por su esposa y por los miembros de la realeza en su entronización.

Los Reyes viajarán al Imperio del Sol Naciente para celebrar el feliz nacimiento de una nueva era.

Federico y Mary de Dinamarca también pondrán rumbo al lejano oriente para celebrar la entronización de Naruhito de Japón.

Carlos Gustavo y Silvia de Suecia confirmaron en su día su asistencia a la entronización de Naruhito de Japón, pero la prensa local informa estos días de que la princesa Victoria podría sustituir a su madre en los fastos.

Felipe y Matilde de los belgas no faltarán a la cita.

Máxima de Holanda, gran amiga y gran apoyo de Masako de Japón cuando era la princesa triste, dará la enhorabuena en persona a la ahora sí feliz Emperatriz.

Naruhito y Masako de Japón no faltaron en su día a la investidura de Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda. Seis años después los nuevos Emperadores serán los anfitriones de la realeza de todo el mundo con motivo de su entronización.

Miles de japoneses hicieron cola aquellos días del relevo para asistir al primer discurso del nuevo Emperador. Un instantánea que se repetirá.