MAGIA DE la maternidad
Ser madre era la única parcela en la que Diana de Gales se sentía sumamente confiada. Era el papel para el que ella se había estado preparando siempre, primero con su hermano pequeño Charles Spencer, después con una serie de mascotas, y finalmente como Señorita Diana con los niños a su cargo del jardín de infancia de Inglaterra para el que trabajaba. Sus hijos, estos Príncipes con pies en la tierra y corazón de león que nos enorgullecen hoy, son el resultado de su cuidadosa tutela. La Princesa, gran creyente de los abrazos, de los que siempre decía que no tenían efectos secundarios conocidos, en su breve tiempo con Guillermo y Harry les colmó de ellos y su feroz entrega como madre marcó sus vidas.
Diana de Gales estaba espléndida ante la llegada del príncipe Guillermo, justo antes de su 21º cumpleaños, igual que dos años después en su dulce espera del príncipe Harry. La joven Princesa dejó claro desde el principio que ella ejercería la maternidad de sus hijos.
Después de que el príncipe Guillermo naciera (21 junio de 1982) y de que dos años después lo hiciera el príncipe Harry (15 de septiembre de 1984) se dedicó personalmente a cuidar de sus criaturas. Para el público eran el futuro de la Corona, pero para Diana de Gales eran su mundo entero
“Ella era simplemente la mejor madre del mundo”, confesaba el príncipe Harry diez años después de su prematuro fallecimiento. “La extrañamos. La última cosa de cada noche era besarnos. Desde la escuela su radiante sonrisa nos saludaba cada día. Ella, como nuestro padre, estaba decidida a proporcionarnos una infancia estable y segura”.
Sabiendo que los deberes reales y el protocolo pronto se impondrían en la vida de sus hijos, Diana de Gales trató de que su infancia fuera tan normal como fuera posible. Eso implicaba ir a la escuela con otros niños a una edad temprana, lo que les permitió hacer amigos de por vida; disfrutar de citas de juego y visitar parques de atracciones como Disney World en Florida. “Montamos alrededor de 12 o 14 veces en Space Mountain, demasiadas para el escolta que se puso fatal ¡y tuvo que bajar!”, recuerda divertido el príncipe Harry en 2016. Diana de Gales insistía incluso en hacer la cola y esperar su turno como cualquiera: “Ella no quería que el príncipe Guillermo pasara por la vida pensando: ‘Eres un miembro de la Familia Real, y así es cómo vives la vida todo el tiempo”, dijo su amigo Lord Archer.
A pesar de su horario de Princesa de Gales, su vida giraba alrededor de la escuela. Vestida con el uniforme de mamá, unos jeans, dejaba a sus chicos en el jardín de infancia. No podría haber estado más involucrada en la vida de sus pequeños príncipes. Una amiga de la Princesa, la diseñadora de moda Lana Marks, comentó: “Ella dejaba todo cuando los chicos llegaban a casa de la escuela. No importaba qué cabeza de Estado tenía que ver o a qué gala tenía que asistir después. Era secundario”. Diana de Gales creó un nuevo estilo de maternidad en la realeza y preparó el camino para que la Duquesa de Cambridge criara a su familia de manera similar
La Reina de Inglaterra elogió el tacto maternal de Diana de Gales en un homenaje público, tras la muerte de la Princesa, con las siguientes palabras dirigidas por televisión a toda la nación: “Yo admiraba y la respetaba por su devoción a sus hijos”.
Diana de Gales puso su papel de madre por encima de todo, en contraste con las anteriores generaciones de la realeza. Insistió por ejemplo en llevarse al príncipe Guillermo, cuando era solo un bebé, a un viaje oficial Australia. “Ella era la única que llevaba a su niño a la cadera, jamás lo haría la niñera”, recuerda la retratista Jayne Fincher. Cuando los chicos fueron a sus internados, sus padres eligieron primero Ludgrove y luego Eton, donde el hermano de la Princesa había sido tan feliz, y a su regreso a casa, a Diana le gustaba brindarles con una escandalosa bienvenida. Pedía a su cocinero Darren McGrady los platos favoritos de sus chicos: pollo frito y hamburguesas con patatas. La Princesa rompió la tradición millones de veces de infinidad de maneras, como cuando llevó a los príncipes Guillermo y Harry consigo a visitar a personas sin hogar para hacerlos sensibles a las circunstancias de otros menos afortunados que ellos: “Quiero que comprendan las emociones de la gente. Sus inseguridades, sus angustias, sus esperanzas, sus sueños”. ¿Si Diana de Gales viviera hoy? Estaría orgullosa de sus queridos Príncipes, portadores del estándar de todo aquello que ella quería.
