La reina Silvia y la princesa Magdalena: dos corazones al servicio de los niños

Deslumbraron por su belleza y elegancia en una fiesta en Río de Janeiro organizada por Lily Marinho, embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, en su honor

Por hola.com

La reina Silvia ya ha creado escuela. La princesa Magdalena sigue los pasos humanitarios de su madre y comparte con ella la visión de su doble labor como miembro de la [Familia Real sueca]: poner la corona al servicio de su reino y el corazón al servicio de los más necesitados. Madre e hija hacen uso de su cargo y su influencia para realizar labores de solidaridad por todo el mundo, especialmente, a favor de los niños. Precisamente, su compromiso con los más desfavorecidos las llevó a Río de Janeiro para participar en el III Congreso Mundial contra el Comercio de Explotación Sexual de niños, que se celebra estos días en la capital brasileña y que aborda un tema con el que ambas han estado muy comprometidas, especialmente la soberana, a través de la Fundación para los Niños del Mundo (World Childhood Foundation). Organización, instituida en 1999 por la Reina de Suecia, dedicada a ayudar a los niños más vulnerables de todo el mundo, especialmente a aquellos que son víctimas de abusos sexuales y explotación, y presente en varios países, entre ellos, Brasil.

'Reinas de la solidaridad'
Las causas solidarias de la Reina, y ahora también de su hija, en el país carioca cuentan con el apoyo y la admiración de otras damas de la alta sociedad brasileña que entienden igualmente que ni la riqueza ni una posición privilegiada son un fin en sí mismas, sino eficaces herramientas para la construcción de un mundo más justo. Mujeres como Lily Marinho, miembro de una de las familias de magnates de los medios de comunicación de Brasil y una de las destacadas personalidades al servicio de la Unesco, que utiliza su estatus y su papel en la sociedad para dar voz a los más débiles. Una todoterreno del compromiso humanitario: contribuyente con cuantiosos fondos a numerosos proyectos sociales y caritativos, mecenas de numerosas exposiciones y producciones teatrales en pro de una cultura de paz y exquisita anfitriona de fiestas con leit motive benéfico como la que celebró hace unos días en su casa aprovechando la presencia de la Reina y la Princesa en Río.

A la [princesa Magdalena] no le agrada estar permanentemente en el punto de mira, pero el punto de mira desde luego la adora. De manera que la bella princesa escandinava volvió a convertirse una vez más, cómo no podía ser de otra forma, en la reina de la fiesta con un favorecedor vestido de corte imperio, con escote drapeado con detalles de cristal y tirantes en V, de color verde mar. También la reina Silvia, radiante con un vestido negro con escote barco y falda prendida en uno de los laterales creando asimetría, hizo sombra por su distinción y elegancia. Un cóctel perfecto de belleza interior y exterior.