Victoria y Magdalena de Suecia: tú a Dubai y yo a la ópera

Por hola.com

Mientras la [princesa Victoria] emprendía su viaje oficial de cinco días a los Emiratos Árabes Unidos y se dejaba encantar, en Abu Dhabi, por sus gentes, por su fauna durante una excursión de carácter privado al desierto, y por sus maravillas artísticas -como la mezquita del jeque Zayed Al Nahyany, que visitó cumpliendo con el código islámico de vestimenta femenina llevando el tradicional hijab (velo) o el museo Nobel-, su hermana pequeña, la [princesa Magdalena], reinaba en un escenario muy diferente: la ópera.

Los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia y sus hijos los príncipes Carlos Felipe y Magdalena acudieron el pasado viernes por la noche al estreno del ballet Gustav III en la Ópera Real de Estocolmo. En un recinto lleno a rebosar, la [Familia Real sueca] disfrutó en su palco particular del primer ballet de máscaras que la Ópera Real representa en 15 años.

'Smokings' y pieles
Su puesta en escena fue acorde con el magno acontecimiento. Los caballeros vistieron smoking y las damas reales coronaron sus conjuntos con pieles. Madre e hija, las grandes protagonistas de la noche, se enfrentaron a las bajas temperaturas de Estocolmo con espectaculares prendas de piel: la Reina, que vistió un conjunto de chaqueta y falda en tonos rosas y amarillos tornasolados que combinó con zapatos dorados, optó por un abrigo de lomos de visón marrón chocolate con vuelo en la falda y largo hasta los pies y su hija, que lució un vestido negro con strass en cuello y mangas y zapatos de charol a tono, se decantó por un abrigo tres cuartos de color negro y anudado a la cintura (estilo trench) con cuello de visón negro.

A la princesa Magdalena no le agrada estar permanentemente en el punto de mira -huyó de Londres cuando se instaló allí para cursar un master al sentir que despertaba un exagerado interés en los medios de comunicación británicos-, pero el punto de mira ciertamente la adora. De manera que la bella princesa escandinava volvió a convertirse una vez más, cómo no podía ser de otra forma, en la reina de la velada.