La única reina en una Europa de Reyes

Por hola.com

En el club de las 29 monarquías del mundo sólo una mujer, Victoria de Suecia, será coronada como Reina. Así se decidió hace dos décadas cuando el Parlamento sueco dictó sentencia con 159 votos a favor frente a 18 en contra.

La heredera al trono, duquesa de Vastergoyland, vino al mundo en 1977 cuando en palacio todos esperaban el ansiado varón y trajo consigo la noticia -los médicos lo determinan así- de que su madre, la reina Silvia, ya no podrá tener más hijos. Ante el grave problema que este hecho planteaba en el orden de sucesión al trono, el Gobierno se apresuró a abolir la Ley Sálica para que ésta pudiera, un día, convertirse, sin problemas, en Reina de Suecia.

Educada desde niña para ejercer con responsabilidad y sabiduría el ejercicio de Soberana, Victoria fue sometida a una dura disciplina. Realizó parte de sus estudios superiores en el Enskilda Gymnasiet; perfeccionó su francés en la Universidad Católica del Oeste, en Angers; y el alemán y el inglés durante sus estancias veraniegas en Alemania y Estados Unidos.

Su estancia en Nueva York
Nueva York fue para ella, en 1998, la ciudad que le tendió la mano, la que le mostró qué significaba ser y vivir como una persona anónima. En EEUU se recuperó de su anorexia; vivió intensamente un romance con Daniel Collert ; estudió en la Universidad de Yale, hizo prácticas en el seno de las Naciones Unidas y después, volvió a casa porque, "Aunque Nueva York es algo muy especial, formo parte de esas personas que necesitan de la naturaleza".

En los dos últimos años ha conocido a fondo su país; ha sido su principal embajadora en el mundo y se ha sometido a un intenso programa de estudios con el fin de prepararse para sus futuros deberes. Ha estudiado a fondo la implicación y el funcionamiento de Suecia en las campañas de ayuda humanitaria; ha hecho prácticas para el Gobierno sueco, el Ministerio de Defensa y el organismo sueco NT (Cooperación Internacional de Cooperación para el Desarrollo), la asociación con la que viajó a África, en 2002, para tomar contacto con la terrible realidad del sida.