Es uno de los recuerdos más importantes de su vida, no cabe ninguna duda. Los reyes Harald y Sonia de Noruega han echado la vista atrás para conmemorar la ceremonia religiosa de consagración que les confirmó como Reyes, una ocasión de la que se cumplen treinta años este 23 de junio. Fue esta una cita que se celebró en 1991 en la catedral luterana de Nidaros, situada en la población de Trondheim, un templo en el que se habían coronado los reyes noruegos hasta 1814. La Casa Real ha hecho honor a aquella ocasión con algunas imágenes de aquel rito, en el que los Reyes ocuparon unos tronos de coronación hechos de oro que datan del siglo XIX y las coronas de ambos se colocaron a los lados del altar mayor.
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En estas fotografías se puede ver a Harald y Sonia arrodillados, escuchando las palabras del obispo que ofició la ceremonia, y posteriormente en el paseo en coche durante el que correspondieron al entusiasmo de los noruegos que salieron a la calle para saludarles. Junto a este álbum de recuerdos, se han distribuido algunos retratos actuales de la pareja real, que el pasado enero ya marcaba este aniversario con unas capturas muy hogareñas con las que celebraban con gran satisfacción tres décadas de servicio a su país. “Ser reyes del país durante 30 años nos llena de gratitud. Miramos hacia atrás con alegría en los cientos de viajes y visitas que hemos hecho por nuestro país a lo largo de todos estos años. Echamos la vista atrás para recordar encuentros con personas en lo alto de las montañas y en las mesetas, en la costa y en los bosques profundos, en ciudades y pueblos. Nos hemos reunido en todo tipo de condiciones. Hemos compartido tanto experiencias buenas y divertidas como tristes y difíciles” dijeron entonces a modo de agradecimiento.
Dos ceremonias: una secular y otra religiosa
La ascensión al trono de Harald contó con dos ceremonias: una secular que se celebró en enero de 1991, poco después del fallecimiento del padre de Harald, Olav V, en la que se tomó juramento al nuevo Rey, y otra religiosa meses después (en junio). Junto a él entonces, nunca se han separado, la reina Sonia con quien se casó en 1968. Toda una vida unidos dedicada con pasión a su familia y al gobierno de su país.
La figura de Harald de Noruega tiene un papel representativo y ceremonial, tal y como recoge la Constitución de 1884. El Rey se reúne semanalmente con el gobierno y cada otoño celebra la solemne apertura del Storting, el Parlamento. Sanciona las leyes y en compañía de la Reina realiza vistas de Estado al extranjero. Es quien recibe a los embajadores de otros países destinados en Oslo. Además, tiene el rango de general en el Ejército y en la Fuerza Aérea y es almirante de la Armada, así como comandante supremo del país. Su trabajo diario incluye audiencias, conversaciones con el primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores y con representantes de las Fuerzas Armadas. A menudo visita instituciones públicas y privadas de toda Noruega.
Es esta una ocasión muy señalada para los Reyes que en los últimos meses han lidiado con algunos problemas de salud del monarca, que le han llevado al hospital en alguna ocasión. Harald de Noruega, a sus 84 años (los cumplió en febrero), pasó a finales de enero por quirófano para ser intervenido de un tendón de la rodilla derecha pues tenía una lesión que le producía dolor. Estuvo varias semanas apartado de la vida pública hasta que en primavera retomaba sus compromisos. Tres meses antes, le habían sustituido una válvula aórtica porque tenía dificultad respiratoria y a finales de 2019 se vio afectado por una infección vírica que se unió a un episodio de vértigos.
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