La Navidad de la Familia Real noruega es ante todo familiar y tradicional. Y una de esas tradiciones que los soberanos y príncipes noruegos cumplen sin faltar en estas señaladas fechas es su asistencia a los servicios religiosos del 24 y 25 de diciembre. Este año, haciendo toda una demostración pública de la unión familiar que reina en el hogar de los Herederos y desmintiendo así una vez más los rumores de separación, Haakon y Mette-Marit de Noruega no sólo han acudido con sus hijos, Marius -fruto de una relación anterior de la Princesa- y los príncipes Ingrid Alejandra y Sverre, sino también con la madre de la princesa Mette-Marit, al servicio de Nochebuena en la iglesia de Uvdal.
La pequeña iglesia estaba abarrotada cuando los miembros de la Familia Real noruega hicieron su entrada en el templo, en cuya escalinata les esperaba para darles la bienvenida el pastor que luego ofició la misa. Además de la complicidad de los príncipes Haakon y Mette-Marit, fue centro de atención el buen comportamiento y el dominio del protocolo de los niños, los príncipes Ingrid Alexandra y Sverre Magnus, que se convirtieron en los grandes protagonistas del oficio religioso y ejercieron como experimentados príncipes durante el servicio. Tras la ceremonia, partieron hacia su cabaña en las montañas en Uvdal, al sur de Oslo, donde este año pasan las fiestas navideñas.
Por su parte, los reyes Harald V y Sonia de Noruega acudieron el día de Navidad a la tradicional misa navideña en la capilla de Holmenkollen en Oslo, acompañados por la princesa Marta Luisa y la familia de ésta, que viajaron desde Londres, donde residen, para pasar estas entrañables fechas en familia. Los soberanos noruegos llegaron acompañados por la princesa Cristina Bernadotte, viuda del príncipe Carl Bernadotte e invitada habitual de la Familia Real noruega en Navidad, y a continuación lo hicieron la princesa Marta Luisa, su esposo, Ari Behn, y las tres hijas del matrimonio, Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah. Todos fueron recibidos por el párroco Stig Utnem, antes de entrar en la capilla y sentarse en la primera fila, donde siguieron el servicio religioso, en el que actuó el coro infantil y juvenil de Holmenkollen.
