Se suelen reunir prácticamente al completo en ocasiones muy especiales y, desde luego, esta no iba a ser menos. Ha sido la celebración por todo lo alto de los 20 años en el trono del príncipe Alberto de Mónaco, convertida en una buena muestra no solo de la popularidad de la que goza el jefe del Estado en su territorio, sino de cómo los Grimaldi lo arropan de manera incondicional siempre que deben para que su legado en el trono sea aún más imperecedero.
Ningún miembro destacado de la familia principesca ha querido perderse esta señalada conmemoración, por lo que allí estaban en primera fila su mujer, la princesa Charlene, junto con sus dos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella. También estaban las hermanas del soberano, Carolina y Estefanía de Mónaco; sus sobrinos Andrea y Carlota Casiraghi (solo hemos echado en falta a Pierre), Alexandra de Hannover, Louis y Pauline Ducruet así como Camille Gottlieb.
Tampoco han faltado al importante evento otros integrantes del clan como son Beatrice Borromeo, Tatiana Santo Domingo o Marie Ducruet (incluso el futuro yerno de Carolina, Ben Sylvester Strautmann), aunque el protagonismo indudablemente se lo han vuelto a llevar los más pequeños de la casa. Ellos eran, entre otros, Balthazar, Stefano y Maximilian Casiraghi, quienes nos dejaban algunas de las imágenes más simpáticas de este día grande en Mónaco.
Alberto II, por su parte, era protagonista de las escenas más cariñosas de la celebración, regalando continuos besos y gestos de ternura tanto a su esposa como a sus dos niños (algo a lo que no nos tienen muy acostumbrados). Todo ello mientras se daba un baño de masas ante sus conciudadanos, a los que ha saludado previamente estrechándoles la mano durante su paseo hasta las puertas del palacio. Una gente que, a su vez, le ha dejado mensajes de felicitación por sus dos décadas de reinado y que podíamos ver recogidos en la cuenta oficial en redes sociales de la Casa Principesca.
Varias de las allí reunidas son verdaderos iconos de moda y estilo, por lo que las fotos también son un buen compendio del glamur y el buen gusto que tenían los looks de moda elegidos para la ocasión. Un derroche de pura elegancia en trajes y vestidos de corte veraniego, bajo una agradable temperatura que no ha sido excesivamente calurosa en Mónaco, acompañados por complementos como algún que otro sombrero a juego y bonitas joyas.
El acto comenzaba de día sobre las seis y media de la tarde y se prolongaba hasta cuando ya había anochecido (22:30 horas), en un plaza (la Place du Palais) donde también se ha entonado el himno monegasco, se ofrecía un espectáculo de folclore y se escuchaba al sucesor de Rainiero III dar un sentido discurso. Por último, disfrutaban todos juntos de un pastel gigante bajo un colorido juego de luces que, como era de esperar, ha hecho las delicias de los mini 'royals'.