Charlene de Mónaco vivirá sus primeros Juegos Olímpicos como Princesa con el corazón partío. Dividido entre su pasado y su presente. Así que, antes de la gran cita olímpica, ha querido curarse en salud y recomponer ambos pedazos visitando en el estadio Louis II del Principado a sus antiguos colegas del equipo de natación de Sudáfrica para desearles suerte en las Olimpiadas de Londres como la semana pasada tuvo ocasión de hacer con los atletas monegascos.
La princesa Charlene derrochó simpatía, sonrisas, besos y abrazos (y puede que también algún que otro consejo deportivo) con sus excolegas y amigos con los que se mostró muy cercana. Como siempre, la Princesa volvió a dar muestras de su sutil elegancia y, como auténtica reina del menos es más, dio una lección de estilo con un look en tonos neutros y complementos mini –una mini joya (un pequeño colgante en forma de corazón), un mini bolso de Louis Vuitton y unas finas sandalias con lazos- durante la sesión de entrenamiento. También los gestos más insignificantes son a veces los más importantes. Reflejos sin duda de aquellos que nadan a contracorriente.
