Alberto y Estefanía de Mónaco inauguran los actos conmemorativos de la Fiesta Nacional

Los Príncipes asistieron a la tradicional entrega de regalos a la Cruz Roja

Por hola.com

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Como es tradición por estas fechas, Alberto y Estefanía de Mónaco han vuelto a abrir las puertas del Palacio Grimaldi para celebrar los actos conmemorativos del Día Nacional. Acontecimiento que arranca cada año con la entrega de regalos a los enfermos y personas de edad avanzada de la Cruz Roja de Mónaco, fundada en el año 1948 por el príncipe Luis II, y que preside en la actualidad el príncipe Alberto. Ambos hermanos colmaron a los mayores de presentes y de muestras de cariño. El soberano y su hermana, la princesa Estefanía, recibieron a sus invitados con los brazos abiertos y las manos llenas de detalles.

Esta tradicional cita de la vida oficial del Principado, junto al Festival del Circo de Montecarlo y a los actos de la asociación Mujeres Frente al Sida, que fundó la Princesa junto a su hermano, el príncipe Alberto, es una de las contadas ocasiones en las que la pequeña de los Grimaldi participa. Y también una de las pocas oportunidades para ver a la nueva Estefanía.  Más centrada, más relajada y más serena a sus casi 45 años. Más ella misma. Ha empezado una nueva vida en un ático de Fontvieille con sus hijos Luis, Paulina y Camila.

 

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Mañana se les unirá la princesa Carolina y cientos de monegascos. Este acto tan sólo constituye una de las grandes ceremonias en las que los Grimaldi participan con sus conciudadanos para celebrar la Fiesta Nacional, que data de mediados del siglo XIX, cuando, durante el reinado del príncipe Charles III, el Principado se convirtió en un Estado moderno. Actualmente, es tradicional que, en estos días, el país arrope a su Príncipe en los desfiles y espectáculos populares, que tienen lugar con tal ocasión y, sobre todo, cada 19 de noviembre (coincide con la festividad de San Raniero de Pisa), para conmemorar con gran pompa la coronación del príncipe Alberto asistiendo en la catedral a la Misa de Acción de Gracias. Asimismo, y como cierre de oro anual, también es costumbre que los monegascos no se pierdan su cita con la gran tarde lírica de la Ópera de Montecarlo.