Carolina de Mónaco hace de cada acto oficial un bello retrato de glamour, una obra lírica de humanidad y una sinfonía de majestuosidad. Es Princesa con arte en el ejercicio principesco y reina de las Artes en la promoción cultural en el Principado de Mónaco. Lo ha vuelto a demostrar.
Son contadas sus apariciones públicas últimamente, pero nunca falla a su compromiso artístico. Ayer, tampoco. La [princesa Carolina] ha presidido un año más el jurado encargado de conceder los premios de la Fundación príncipe Pierre y, otra vez, la Primera Dama monegasca -papel que continuará desempeñando hasta el futurible enlace matrimonial del príncipe Alberto- ha cautivado a los convocados en el hotel Park Hyatt de París con su encanto natural, aderezado por un conjunto de chaqueta y falda de color beige y complementos en la gama de los grises- y profesionalidad.
La Princesa presidió las deliberaciones del jurado en la que se decidieron los ganadores de los premios literario, musical y de arte contemporáneo -reuniones que comenzaron hace varios meses- y ella fue también la encargada de hacer públicos los tres laureados. Para la Princesa, estos premios tienen una significación especial ya que no sólo responden a su interés por el mundo de la cultura sino que la Fundación príncipe Pierre lleva el nombre de su abuelo y fue creada en 1966 por el príncipe Rainiero para perpetuar el ciclo de conferencias artísticas que el Conde de Polignac apadrinaba y organizaba.
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