La nueva Carolina

Por hola.com

LA NUEVA CAROLINA UN DISCRETO BRINDIS FALTA AÑADIR DATOS DEL CUMPLE, fotos circo??? La princesa de Hannover cumple medio siglo de existencia y lo hace abriéndose paso con una imagen mucho más próxima a la que siempre ofreció su madre, la de Alteza Real.
Pletórica en su madurez, y rodeada de bellos hijos, la princesa de Mónaco mira de frente para que la mala fortuna se aparte definitivamente de sus vidas. Las tragedias, los divorcios, los escándalos, las rencillas familiares no son estampas alegres con las que reconquistar al mundo... Aunque sea desde el refugio discreto de la última fila. El lugar donde ella quiere estar. Ese segundo plano que buscó voluntariamente bajo la comodidad que le otorgaba su nuevo título de princesa de Hannover.
En una vida de luces y sombras, nada, excepto ella misma, ha sido capaz de ensombrecer el brillo que la convirtió en el mito femenino europeo de la segunda mitad del siglo XX... En la novia e Europa, en la reina de las princesas.
Carolina —quizá ya más de Hannover que de Mónaco— ha cambiado y no parece haber una vuelta atrás. Por ello, y haciendo honor a una vida de leyenda y de tragedia, la Princesa alza un discreto e íntimo brindis por lo que todavía le queda por aprender y por vivir.
Cuando era sólo una niña, soplaba las velas con fervor, queriendo que se consumieran muy deprisa para cabalgar sobre el tiempo, para "quemar" París. Ahora, después de tanto dolor y tantas risas, quizá le gustaría ser la dueña de una varita mágica con la que poder detenerlo en seco.
(TROZO QUE HAGA ALUSIÓN A LAS ARRUGAS QUE LLEVA CON ORGULLO. Y AL HECHO DE QUE NO PARECE INTERESADA EN ENCONTRAR UN ELIXIR DE LA JUVENTUD PARA PERPETUARSE ...

La historia de aquella princesa que nació en un cuento de hadas para hacer grande a un minúsculo principado con el "glamour" de los Grimaldi es sólo una estampa en sepia y un recuerdo para Mónaco.
La mayor de los Grimaldi tiene hoy otra vida. Y en esa nueva existencia intenta, como todas las madres, que sus hijos aprendan sufriendo lo menos posible lo que a ella tantas lágrimas le ha costado. Carolina se hace mayor pero no le tiembla la mano a la hora de conducir a sus hijos hacia un destino excepcional .... (sigue)