Mónaco, una entronización en familia con demasiadas emociones

Por hola.com
Las lágrimas de Carolina
Un día de muchas "primeras veces" en el que Carolina rompió en llanto antes de salir del templo donde están enterrados sus padres, minutos después de que las notas de Mozart invadieran la iglesia llevando hasta ella los recuerdos y la memoria de sus antepasados. Demasiadas emociones juntas.

Incluso para el propio Alberto quien en la fecha de ayer, día de su entronización, se dirigió personalmente a sus conciudadanos para explicarles, durante 25 minutos de reloj, cuáles eran sus objetivos y sus sueños como nuevo Soberano: "Deseo que Mónaco sea una sociedad modelo, un modelo, y, en cierta manera, una gran potencia" y recordó las palabras de su padre, Rainiero III, que decía que "no hace falta ser un gran país para tener grandes sueños". Asimismo, y rindiendo tributo a la memoria de su padre adelantó que su gobierno estará enmarcado dentro de la "continuidad", pero sin "inmovilismo". Visiblemente emocionado por el afecto expresado por sus conciudadanos, Alberto pidió a su pueblo que le apoyen en su reinado para poder hacer realidad, con sencillez, sentido de la responsabilidad y solidaridad, sus proyectos.

Como en los viejos tiempos
"Es necesario que Mónaco participe en la búsqueda de la paz, del desarrollo, en la lucha por el medio ambiente y en el fomento de las artes, pues tenemos los medios materiales, humanos y espirituales para lanzar ese mensaje en favor de la humanidad".

El príncipe Alberto, las Princesas Stefania y Carolina, Ernesto de Hannover, bajaron, antorcha en mano, por la escarpada carretera que va de palacio al puerto de Hércules donde habían sido convocados los 26.000 habitantes que atesoran la tarjeta de residencia’ para asistir a un castillo de fuegos artificiales y a un baile popular animado por una orquesta... Junto a ellos los hijos de la princesa Estefanía, Luis, Paulina y Camila, que se unieron a sus primos, los hijos de Carolina, Carlota, Andrea y Pierre, para arropar la figura de su tío Alberto II como nuevo Soberano... En un día en el que, por un momento, la armonía familiar que Raniero y Grace siempre buscaron, se impuso, como en los viejos tiempos, en todo el reino.