Ernst de Hannover se recupera acompañado de la princesa Carolina

Por hola.com

Ernst de Hannover, que ha abandonado la clínica Schenk, de Austria, adonde fue trasladado el pasado 18 de abril tras haber permanecido casi dos semanas en el hospital Princesa Gracia, de Mónaco, a causa de una pancreatitis aguda, recibió durante su estancia la visita a diario de su esposa, la princesa Carolina, que lleva luto por su padre, aunque, por primera vez, se la ve sonreír, dado que tiene un verdadero motivo para hacerlo: el estado de salud de su esposo es ya francamente bueno, lo que le ha permitido continuar su recuperación en la Provenza francesa, donde se ha trasladado junto a su familia. En la imagen vemos a ambos sonrientes tomándose sendos vasos de zumo de naranja, en la pequeña terraza del restaurante de la clínica Schenk.

Y qué duda cabe que la presencia de su esposa animándole, apoyándole y demostrándole, en una palabra, todo lo que le quiere, es, aparte del tratamiento a que está sometido, la mejor medicina para Ernst, que, según confesaba la pasada semana, está decidido a cambiar radicalmente de vida y a cuidarse, porque quiere seguir viendo crecer a su hija la princesa Alejandra, de cinco años.

El aspecto del príncipe de Hannover es visiblemente bastante distinto al de antes de ser ingresado, dado que —no hay que olvidar que estuvo bastantes días en cuidados intensivos— ha perdido bastante peso y, lógicamente, está débil. Por otra parte, hemos podido saber que a partir de ahora deberá de llevar una estricta dieta, en la que debe evitar las grasas, a lo que se une una prohibición absoluta de tomar alcohol y, al parecer, de fumar.

Pero, a fin de cuentas, lo peor ha pasado y Ernst ha hecho propósito de enmienda, y eso es lo verdaderamente importante.

En otro orden de cosas, destaquemos que el director de la clínica, Christian Schenk, se ha ocupado personalmente del tratamiento de Ernst, al que acompañaba a la hora de caminar un rato y de hacer ejercicios en bicicleta estática o de rehabilitación.

Cabe señalar, por otra parte, que a ese buen aspecto de Ernst se une el hecho de que incluso ha mostrado una sonrisa al percatarse de la presencia de las cámaras, algo que tiempo atrás no solía hacer nunca.