Carolina y Ernst de Hannover, una historia de amor inesperada

Por hola.com

Y los rumores empezaron a crecer, a intensificarse... Pero, como decimos en otra parte de este reportaje, ni Chantal Hochuli se lo creía. Hasta el punto de afirmar: "Carolina está pasando por los problemas de la caída del cabello y mi marido está a su lado para darle su apoyo y su amistad".

En aguas de Ibiza
Las imágenes que realmente dejaron, por vez primera, constancia y evidencia de que la amistad entre ambos se había convertido en amor, fueron hechas en junio de 1997, en aguas de Ibiza, a bordo del Pachá III, el barco de la princesa.
Eran fotografías que, al reflejar la ternura con la que se miraban y la delicadeza con la que el príncipe trataba y protegía a Carolina, proclamaban a las claras que estaban indudablemente enamorados.
Tres meses después, Carolina y Ernst volvían al Pachá III. Pero en esta ocasión, y en aguas de Cerdeña, no lo hacían solos, sino con sus respectivos hijos: Andrea, Carlota y Pierre, por parte de la princesa, y Ernst-August y Christian, por parte del príncipe. Estaba claro que todo indicaba que no iban a tardar mucho en anunciar su próxima boda.
Y, sin embargo, no la anunciaron ni sería algo... inminente.
Pero, eso sí, prácticamente no se volvieron a separar, a la vez que comenzaron a aparecer juntos en actos públicos. El primero de ellos, el 9 de octubre de 1997, en Versalles, con motivo de la boda del príncipe Pierre d’Arenberg y Silvia de Castellane.
En enero de 1998, la pareja asistía a la Opera en Hannover. Dos meses después, y con motivos del Baile de la Rosa, Ernst aparecía por vez primera en un acto público en el Principado.
En julio, Carolina visitaba, junto a Ernst, el castillo de Hannover por primera vez. Al mes siguiente, los dos asistían al Baile de la Cruz Roja en Montecarlo y tres meses más tarde se les veía en la Opera de Berlín con el canciller alemán.
Y así sucesivamente, en un intento por parte de ambos de normalizar cada día más una situación —y una relación— que se haría legal de la forma más discreta posible... en enero de 1999. Tan discreta, que no hubo comunicado previo al enlace, sino que se daría después. Un enlace que selló una historia de amor que podríamos definir, al menos en sus inicios, como inesperada, aunque no por inesperada menos intensa, menos romántica, menos sincera.